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Somos la suma de todo

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Fecha Publicación: 11/10/2019 - 21:50
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El 12 de octubre seguirá siendo una fecha para recordar. En mis tiempos era más sencillo. Celebrábamos el Día de la Raza. Ahora, todo ha cambiado. Para unos, se trata de un día festivo, para otros una fecha especial que marca el inicio de una nueva conquista en esta parte del continente. En mis épocas de estudiante lo celebrábamos con panegíricos laudatorios al acto del descubrimiento de América. Había un solo calendario escolar que obligaba a todos los colegios del país a tal celebración. Hoy queda a criterio de las instituciones educativas cómo lo incorporan en su calendario de celebraciones.

Con el tiempo, el motivo de recordación fue mutando, como la denominación misma.

En la mayoría de los países latinoamericanos el día es festivo, aunque tenga distinta denominación, según cada realidad o en razón a sus particulares políticas públicas de recordación. Cómo olvidar, hace siglos, al viejo marinero español Rodrigo de Triana gritando ¡tierra!, al avistar, por primera vez, el continente americano, luego de meses de navegación en el océano Atlántico, al mando de Cristóbal Colón. Fue lo que aprendimos. El punto de quiebre para los dos mundos, el nuestro y el de ellos, el que nacía por la tozudez y acaso aventura de un puñado de navegantes que decidieron buscar fortuna allende sus mares.

Durante el gobierno del presidente Alan García se promulgó una ley que declaraba el 12 de octubre como el “Día de los Pueblos Originarios y del Diálogo Intercultural”, disponiendo que el Ministerio de Educación coordine con los gobiernos regionales y los sectores competentes y representativos de los pueblos indígenas para la recordación de esa fecha histórica en nuestro calendario patrio. A la luz de los acontecimientos y resultados en nuestra historia, la fecha puede tener connotaciones opinables y hasta polémicas, pero a nadie podrá escapar al hecho de que dos culturas o muchas culturas chocaron para siempre, generando una diversidad de realidades que hemos heredado.

El nuestro es un país multiétnico y pluricultural. Somos, según todos los resultados, un país de todas las sangres, como dijo, con singular acierto, el escritor y amauta José María Arguedas. La diversidad cultural es nuestro sino actual.

El valor debe radicar en reconocernos diferentes, pero, al mismo tiempo, unitarios como república. Este tiene que ser el mensaje que debemos dar a nuestros niños y jóvenes desde el hogar y también desde el colegio. De reconocernos diferentes saldrá el respeto por la identidad. Somos la suma de culturas, de aquellas que llegaron con los primeros visionarios que descubrieron y conquistaron esta parte del continente, con las que habían nacido aquí y se mantenían como una cultura milenaria en tierras americanas. Y la nuestra no podía ser la excepción.

Somos una nación de razas, culturas, lenguas, costumbres, diversas. Ocupamos espacios físicos que van desde las tierras y arenales bañados por las aguas del Pacífico, pasando por agrestes cordilleras y extensas tierras de cultivo, hasta llegar a nuestra amazonia tupida en su vegetación y llena de riquezas aún inexploradas. Y todos ellos, peruanos que visten la rojiblanca, vertebrados por una sola Constitución Política, por leyes comunes, objetivos similares, sueños parecidos que buscan una sociedad libre y justa. Siempre es bueno recordar fechas singulares, fechas que nos marcaron a lo largo de la vida, por extrañas que pudieran parecer hoy que vivimos bajo el predominio de las nuevas tecnologías de comunicación, en todo sentido.

Juez Supremo