¿Sigue cansada la voz de los empresarios?
Tengo un gran aprecio personal y profesional por Juan Fernando Correa, no hubieran podido elegir mejor presidente para el CADE Empresarial que está muy venido a menos y que en Paracas se había convertido en una reunión social de mandos medios. Escoger a Correa, que es un gran líder y al Cusco como sede del evento es un cambio muy significativo, sin embargo, el reto es inmenso: movilizar a miles de empresarios que están habituados a acomodarse con el gobierno de turno y a proteger su bolsillo para apostar por el país y lograr un efecto multiplicador de confianza y estabilidad. Los empresarios no deben involucrarse en política directamente sino ser generosos financistas de laboratorios de ideas y apoyar la preparación de políticos profesionales que tomen las riendas del Perú. El cargo público no es lo suyo.
¿Que Boluarte viaje? Si, pero infatigablemente por la zona norte del país. Que se remangue y exija a las autoridades a rendir cuentas por su pobrísima gestión. La reunión con Biden será un saludo a la bandera. Los Estados Unidos tienen mil frentes antes de mirarnos e históricamente al Partido Demócrata nunca le ha importado Latinoamérica. Así le ofrezca rejuvenecerlo 15 años en nuestro mágico país, Biden no tocará suelo peruano. No le interesamos, no nos vendan otra historia ni justifiquen viajes costosos e innecesarios, que desafortunadamente ya fueron aprobados. Boluarte es muy caradura. Los temas comerciales, especialmente significativos para el sector agrario, al ser los EEUU nuestro primer comprador, deberían trabajarlos el ministro de Comercio Exterior con un equipo de profesionales de primera línea.
La situación previsional es un fiel reflejo de nuestra golpeada economía. Un 40% de trabajadores están próximos a jubilarse y no tienen renta alguna, gracias al populismo congresal que ha autorizado seis retiros de fondos. Los primeros dos fueron impulsados por el Ejecutivo, para personas de menores ingresos afectadas por la pandemia, pero hoy ya hay 16 proyectos circulando para aprobar un séptimo retiro, por un máximo de S/ 19,800. Quieren terminar de matar el SPP. Además, generaría un impacto nefasto a la economía, agudizando la inflación por el mayor circulante en el mercado. Estamos en el peor momento de los últimos 26 años, no pueden ser tan irresponsables.
A inicios de octubre, el Poder Ejecutivo aprobó un proyecto de ley para reformar el sistema previsional. Se busca implementar un método multipilar, el mismo que funciona en Chile desde el año 2008 pero que no ha logrado garantizar una pensión mínima equivalente a la RMV. No hay pensionista que no reclame una jubilación digna, sin embargo, por primera vez en la historia se establecería una pensión mínima para el sector privado de S/ 600.
También se establece que todo peruano será afiliado al sistema previsional al cumplir los 18 años, pudiendo escoger indistintamente el público o el privado. En el papel suena extraordinario, pero recordemos que el 75% de la PEA trabaja en la informalidad. Me pregunto: ¿Cómo se va a determinar el ingreso de los informales, aquellos que son intocables para la Sunat? Si no pagan impuestos, menos van a querer aportar a un sistema previsional. ¿Se van a iniciar acciones de cobro contra los eventuales deudores? ¿Van a embargar sus cuentas? La mayoría tendrá domicilio incierto y la cobranza será casi imposible con ese bajo índice de bancarización. Para que estos sistemas funcionen, primero hay que formalizar y generar conciencia contributiva.
Por otro lado, necesitamos coherencia. Es inaceptable que entidades del gobierno nacional y de las autoridades subnacionales adeuden millones al sistema previsional, además de muchísimas empresas privadas que han recibido un holgado fraccionamiento de cinco años.
Las pensiones son la columna vertebral del sistema de bienestar social, es imperativo fortalecer el sistema y recobrar la dignidad de muchísimos peruanos en la miseria.
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