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Seamos disruptivos

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Fecha Publicación: 11/12/2023 - 21:20
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El artista disruptivo rompe con los patrones establecidos, el intelectual disruptivo rompe los paradigmas hegemónicos y el político disruptivo pone en jaque a la casta política.

Sin disrupción Dalí sería un pintor más y Buñuel sin la provocación del surrealismo sería un nombre más en la historia del arte. La disrupción es innovación y bravo desafío. Entre los políticos, Obama fue un modelo disruptivo, pero no por sus propuestas, sino por el uso de la tecnología de la información y la construcción de confianza. Obama no era el quiebre del patrón, político estadounidense, era elegante y sin romper las etiquetas. Clinton supo plantársele a Bush con “es la economía, estúpido”. La diplomacia no afecta la vida cotidiana de la gente.
Milei era un outsider cuando apareció, pero hizo lo que hace un político para llamar la atención: desafió a un sistema en crisis, algo que ningún argentino se atrevió antes. Supo elegir el adjetivo “casta”. Sus adjetivos fuertes conectaban con lo que la gente hubiera querido decir de los políticos. El buen candidato es un portavoz amargo de la amargura de millones.

A veces no se trata de gritar o excederse, Fernando Belaunde sabía de gestos y fotos, el manguerazo fue un golpe de timón como escena y no por tal Belaunde dejó de ser un político acomedido. Salvando tiempos y distancias, Trump era el candidato que “comprendía” la frustración de los estadounidenses. La frustración es un tema clave para conectar al candidato con el electorado y esa frustración es compleja, pero siempre lleva aparejados el dolor y la ira. El pequeño empresario fiscalizado y siempre al borde de la quiebra, el campesino sin cosecha ni esperanzas, el desempleado…No se le puede hablar a todos a través de un solo mensaje. Al desempleado le importará la rabia de su muerte social, al pequeño capitalista el abuso del Estado. No a todos nos importa lo mismo, por lo que la conexión del candidato es segmentada.

No hablarle a la gente de lo que ellos quieren hablar y de un cambio en sus vidas, es como no hablarles. La comprensión de la frustración debe tener siempre un culpable, generalmente los políticos y el sistema. Todos necesitan un chivo expiatorio, pero también a quien los represente y canalice su dolor.

Si bien la propuesta importa, la política son emociones y percepciones. Se conecta con los sentimientos de la gente. Esa es una clave para ganar.

 

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