Sabiduría, sobre todo
En el universo del conocimiento humano, solemos confundir términos como inteligencia, erudición y sabiduría. Si bien están interrelacionadas, cada una ocupa un espacio distinto y posee una naturaleza única.
La inteligencia, a menudo asociada con la capacidad de resolver problemas y adaptarse a nuevas situaciones, es un don que compartimos con muchas especies. Es una herramienta útil, pero no define la esencia del ser humano. La erudición, por su parte, es el fruto de la acumulación de conocimientos a través de la lectura y el estudio. Un erudito es como una biblioteca, pero no garantiza la sabiduría. Es posible conocer mucho y, sin embargo, carecer de juicio crítico o de una perspectiva amplia por haber visto y procesado.
La sabiduría es una cualidad profunda y compleja. No se adquiere a través del estudio, sino de la experiencia vasta, la reflexión y la introspección persistente. El sabio es aquel que no solo conoce, sino que comprende la naturaleza de las cosas y las relaciones entre ellas. Como decía Balmes, la sabiduría es una especie de síntesis de conocimiento y juicio.
El sabio posee una intuición aguda que le permite discernir entre lo verdadero y lo falso, lo esencial y lo accesorio. No se deja llevar por las apariencias ni por las opiniones de la mayoría. Su juicio es sólido y su perspectiva amplia por haber vivido (y procesado lo vivido).
La sabiduría no es exclusiva de los intelectuales y los ancianos. Puede encontrarse en todas las edades y condiciones sociales. Lo que distingue al sabio es su capacidad de ver más allá de lo evidente y de conectar los puntos de una manera que otros no pueden.
La sabiduría es un don que nos permite vivir una vida más plena y significativa, desapegada del poder y la loa (Diógenes el cínico). Nos ayuda a encontrar nuestro lugar en el mundo y a relacionarnos con los demás.
Como decía Erasmo, la sabiduría es una mezcla de locura y niñez, la virtud del asombro y de la maravilla. Es una actitud que nos permite mantener viva la llama de la curiosidad y la búsqueda de la verdad.
En un mundo cada vez más complejo y acelerado, tan de odios y cuitas, la sabiduría se torna en más necesaria. Solo quien piense en función de la verdad y la mente abierta podrá navegar los desafíos del futuro y construirse un futuro mejor.
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