A río revuelto, ganancia de mineros ilegales
La mediocridad ha tomado las riendas de nuestro país. El Perú está dominado desde hace más de dos décadas por quienes, tomando el camino fácil, llegaron al poder solo criticando las decisiones e iniciativas de otros sin aportar propuestas para hacerlo mejor, ni ser parte de la solución. Para ellos, construir siempre ha sido el camino difícil porque se requiere talento, inteligencia, capacidad, principios, valores y ética, algo que muchos nunca tuvieron, ni aprendieron, ni fortalecieron, y solo saben que estas palabras existen en libros que nunca han leído.
Hemos permitido que las grandes decisiones, en las que estaba de por medio el futuro de millones de peruanos, las tomaran personas mediocres que, por sus ambiciones de poder y dinero, fueron financiadas por los que promueven las actividades ilegales para beneficiarse teniendo representantes en las más altas posiciones del Ejecutivo y Legislativo.
Solo así podemos entender por qué actualmente la minería formal, el principal impulsor del desarrollo económico de nuestro país, es ninguneada por un Gobierno que, tras bambalinas, con la excusa de proteger a la minería artesanal, viene beneficiando a la minería ilegal que, fortalecida con las eternas ampliaciones del REINFO, tiene recursos y armas para imponer la ley de la selva. Los grandes afectados son las familias de las decenas de mineros asesinados por la incontrolable violencia, a quienes solo les queda llorar a sus muertos.
Felizmente, aún tenemos buenos congresistas y ministros que son fáciles de identificar por su capacidad y compromiso, pero lamentablemente son minoría, y sus buenas iniciativas terminan casi siempre avasalladas por una mediocre mayoría que ha ganado a pulso la nota desaprobatoria que pone a todos en el mismo saco.
Esta aplastante mayoría ha aprobado normas, leyes y decretos con nombre propio, a la medida del cliente, diseñados por expertos “sastres” que, al interior del Gobierno y el Legislativo, parece que cosen, zurcen y parchan todo.
En nueve meses tendremos nuevamente elecciones generales. El populismo se impone en la agenda del poder para ganar simpatías y votos. Hemos comenzado a ver con preocupación arrebatos de una negligente generosidad que, sin contar con los recursos, pretende aprobar leyes como el antitécnico incremento en las pensiones de los maestros, proyectos de infraestructura sin financiamiento u otorgar beneficios y exoneraciones por doquier.
Todo esto, según el MEF, es inviable porque incrementaría el déficit fiscal. Por leyes populistas como estas, gran parte de los empleados formales ya no tienen CTS y aproximadamente seis millones de peruanos se han quedado desprotegidos sin fondo de pensiones. Cuando estos no tengan empleo o se jubilen, es muy probable que formen parte del grupo de indigentes a los que el Estado no podrá brindar ayuda social ni mejores servicios.
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