ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Refundidos siempre

Imagen
Fecha Publicación: 12/09/2022 - 22:20
Escucha esta nota

Hay un impulso en el ser humano que lo llama a desechar lo viejo y cambiarlo todo. Ocurre en la vida personal porque gran parte de ella es ilusión. Todo envejece tan rápido que creemos necesario hacer cambios, pero lo nuevo envejece y tornamos a la agitación. No es el corsi e ricorsi de Vico, de avanzar y volver, sino de explotarlo todo para crear, aunque lo creado sirva al horror. En la vida personal puede ser peligroso tal radicalidad, el umbral del infierno y el tan lastimero como ulterior deseo de volver lo he observado en muchas vidas. En la política, puede ser el camino de las tiranías, de las que a veces se vuelve cuando ya no estamos.

Mientras que en Gran Bretaña y Estados Unidos la tradición de la monarquía y la Constitución respectivamente diluyeron la sed de cambio radical; en las repúblicas bananeras lo estable, aunque bueno, es malo (¡!); y diluyen la continuidad cada cierto tiempo, aun cuando las cosas van en azul. Un país latinoamericano puede tener los mejores indicadores económicos y sociales, haber alcanzado la cumbre de la calidad de vida por cabeza, pero siempre habrá quien lo revuelva todo instalando la idea de que “todo ha caducado”. La perseverancia en la idea de la caducidad recurrente tiene una razón histórica: el patrimonialismo autoritario.

El patrimonialismo autoritario es una tara bicentenaria que lleva a los caudillos a creer que tiene la potestad revolucionaria, el Estado es suyo y el dinero público puede ser dispuesto a su antojo. A veces los antojos se reducen al dispendio populista y a veces a la corrupción. No existe una noción de lo público, de ciudadano y el Derecho es siempre débil. No hay símbolo que supere al gobernante. El patrimonialismo autoritario puede ser de izquierda, de centro, nacionalista, marxista, mercantilista, populista… y es de todo eso que se hizo nuestra república, esa que nunca tomó el camino liberal que debía tras la Constitución de 1823.

Entonces, ¿a cuál república fracasada se refieren todos los patrimonialistas autoritarios? A la que sus mentes conciben existente, pero no puede caducar lo que no existe. El caudillismo patrimonialista genera rupturas, pero siempre hay alguien que aparece para desmontarlo todo y otro más… todos lejos del concepto de Constitución, institución y control del poder. Nuestra única tradición ha sido esa, nunca una república liberal, algo muy lejano de la small maritime banana republic de O. Henry.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookTwitter Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.