Reacciona Perú
Que este desgobierno castillejo resultaría insostenible en otras circunstancias, no tenemos la menor duda. Las cuentas del rosario de las sólidas investigaciones fiscales más la denuncia constitucional en contra del ocupante de Palacio por parte de la máxima titular del Ministerio Público sumado a la caterva de exministros y ex altos funcionarios, camarilla y allegados sindicados o prófugos, por no agregar el cerro de evidencias de ineptitud y corrupción de capitán a paje en la gestión de la cosa pública, hace rato que hubiese sido suficiente para dar al traste con el engendro de Ejecutivo que padece el país. Sin embargo, para vergüenza nacional y desconcierto internacional, la luz al final de este nefasto túnel sólo parece, por ahora, la de un candil y apenas empieza a divisarse.
La causa de esta agonía que arrastra el Perú es conocida y apunta, principalmente, a la Casa del Congreso. Allí, apoltronados en sus curules y atravesados por viles intereses subalternos y mercenarios, una pandilla de niños y niñatos que avergonzarían a los verdaderos Padres y Madres de la Patria, bloquean los procedimientos de control político que harían viable la solución constitucional a esta nefanda crisis. No se pretende ni por asomo alentar golpes o golpismo, pero si el tránsito hacia el fin de este caos gubernamental debe y tiene que ser con las armas del Estado de Derecho, pues apuren el paso en el Parlamento purgando a los impresentables que tan mal representan a la Nación y encausando los antejuicios y juicios políticos indispensables que contribuyan al rescate de la institucionalidad democrática o, de lo contrario, váyanse todos antes de que sea tarde.
Y, para lograr este objetivo republicano, también es urgente redoblar la indignación y la movilización ciudadanas sin otra consigna más que la defensa de la Patria. Como ya ocurrió hace unos días con el espontáneo repudio al coro de “Fuera, Castillo” manifestado en el Hospital Rebagliati y en la Plaza de Acho y, en especial, durante la gran Marcha de Protesta del 5/11, multitudinaria en la capital a pesar de la brutal represión policial y firme y decidida en varias ciudades de la República.
La marea contra este desgobierno avanza y debe avanzar más. Basta ya de indecisiones e indolencia. ¡AMÉN!
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