Que no se repitan los hechos
La presidenta Dina Boluarte estará presente en la Cumbre de la APEC, importante Foro de Cooperación Económica Asia – Pacífico, en los Estados Unidos, del 16 al 18 de noviembre. El Congreso de la República autorizó el viaje solicitado con 62 votos a favor, 46 en contra y 5 abstenciones. A dicha trigésima Cumbre asistirán los más importantes líderes de gobierno y de la economía del mundo, por lo cual no debemos regatear su importancia. En dicho foro internacional, la mandataria del Perú recibirá, a nombre del país, la presidencia pro tempore, en su condición de país anfitrión de la Cumbre APEC 2024.
Los viajes al exterior de la presidenta Boluarte desataron, desde un principio, encendidas controversias entre las figuras políticas del país, siendo sus principales detractores sus otrora compañeros de partido. Esos viajes no siempre estuvieron a la altura de las expectativas de la población. El último de ellos, fue, si se quiere, un desastre que motivó, incluso, la renuncia de la canciller Ana Gervasi y del embajador peruano en los Estados Unidos, Gustavo Meza, por la frustrada cita con el presidente de Estados Unidos, José Biden, cuando se dijo que ella viajaba a una reunión bilateral entre ambos mandatarios.
En esta oportunidad, el nuevo canciller peruano, Javier González-Olaechea precisó a la prensa, luego de sustentar el viaje de la mandataria en el congreso de la República, que no solamente está en la agenda de la presidencia de los EE.UU. sino que tiene “la seguridad que le ha sido ofrecida por escrito desde la transmisión de la presidencia pro tempore de Joe Biden a la mandataria Boluarte. Está confirmado en la agenda oficial”, refirió, lo cual nos da la seguridad de que no volveremos a hacer el papelón internacional del viaje anterior y que dio motivo a las más encendidas críticas al gobierno.
Por otra parte, debido a la magnitud de los hechos, no podemos dejar de comentar lo ocurrido en el reciente encuentro final entre los clubes de Universitario y Alianza Lima. La victoria alcanzada por el equipo crema fue indiscutible en el estadio del Alianza Lima, anfitrión de la última fecha. Todo se desarrolló con normalidad, hasta que, al final, vino lo cuestionable y que podría haber terminado en una tragedia, de no haber sido controlado adecuadamente por la policía. Ni bien se dio por concluido el partido, las luces del estadio se apagaron con el propósito, imaginamos, de evitar la vuelta olímpica del equipo crema y la inevitable fiesta del equipo triunfador.
Este acto que pudo tener consecuencias de una tragedia mayor deberá ser investigado y sancionado ejemplarmente, no obstante que un alto dirigente del Alianza haya negado que su equipo esté detrás de este reprochable proceder. Por de pronto, la Fiscalía de Prevención del Delito ya abrió las diligencias del caso contra los que resulten responsables. Sus autores no tomaron en cuenta que pusieron en riesgo la seguridad de los asistentes, lo cual configura el delito de exposición de personas al peligro. A ello se suma otra presunta comisión del delito de disturbios en agravio de ciudadanos y de la propia policía que tuvo que enfrentar a los barristas en los exteriores del estadio. Estos hechos no pueden volver a ocurrir. Los responsables deben ser identificados y sancionados con todo el rigor de la ley.
A contrapelo, un tema que es necesario destacar, son los resultados obtenidos por nuestros deportistas en los Juegos Panamericanos de Chile, son diez medallas de oro, 6 plata y 16 de bronce lo que demuestra la buena preparación que han realizado para estar en optimas condiciones. Lamentablemente, el gobierno no da el apoyo que se requiere para el deporte amateur, se dice que algunas delegaciones para costearse los gastos han tenido que realizar parrilladas. No solo hay que voltear la mirada al futbol, que a veces deja de darnos satisfacciones, sino propender a que se dé el soporte necesario a las buenas prácticas deportivas para el surgimiento de valores que pongan en alto a nuestro querido Perú. Y, sobre todo, que sirvan de ejemplo a nuestra juventud que vive dentro de un mar de violencia que corroe los cimientos de una formación útil para la sociedad. A ellos, triunfadores panamericanos, nuestro reconocimiento y que el Estado les otorgue el premio que se merecen.
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