¿Qué busca el Gobierno?
Al paro nacional de hace pocas semanas de transportistas de carga pesada y algunas bases agrarias como las de Ica y Huancayo, con el saldo lamentable de seis personas muertas, a consecuencia de esas protestas contra el Gobierno, se han activado esta semana paros agrarios y bloqueos de carreteras en regiones importantes del sur del país como Cusco, Puno y Ayacucho, además de la selva central, con reclamos sectoriales legítimos, pero, esta vez, con un componente adicional: exigen la realización de una
Asamblea Constituyente y piden el cierre del Congreso de la República, temperamento que anima a los partidos de izquierda, empezando por la del Gobierno.
El país no detiene su marcha hacia lo desconocido. La crisis política, el caos generalizado, el desconocimiento de las leyes y normas que nos identifican como país democrático son evidencias que se pueden comprobar todos los días. No hay momento para el descanso. ¿Qué busca el Gobierno? ¿Qué miran nuestros políticos? ¿Qué país se desea construir? A estas alturas parece nadie sabe qué queremos, mientras que la población vive en la incertidumbre que de la mano con la importancia asiste a uno de los episodios más crueles en su existencia donde los precios de los alimentos suben de manera alarmante, sin visos de solución.
La indiferencia con la que el Gobierno observa y permite esta realidad es sorprendente. Pareciera más bien que se siente cómodo o es la que busca en el fondo y la alienta arropándola de una clamorosa ineficiencia de gestión para engañar a todos. No hay otra explicación. Si no cómo se entiende que los conflictos sociales se hayan multiplicado y se mantengan allí por tiempos prolongados sin que las autoridades competentes hagan algo por enfrentarlos, buscando las soluciones dentro de la ley y el respeto a una sana convivencia en democracia. En los hechos, el sistema va siendo dinamitado y se está destruyendo la institucionalidad que le da sentido a una democracia.
Veamos: los principales centros mineros del país son constantemente bloqueados por las comunidades cercanas obligándolos, en cada caso, a paralizar su producción, reportando millonarias pérdidas para las propias comunidades y el país. Hace dos meses que un grupo de comuneros tomó por asalto las instalaciones del reservorio de Viña Blanca y bloquearon el abastecimiento de agua a la operación minera y al campamento Cuajone donde viven 5,000 personas, entre trabajadores y sus familias, exponiéndolos a contraer todo tipo de enfermedades. ¿Qué hacen las autoridades? Desconocemos.
Entretanto, la actitud confrontacional entre el Gobierno y la oposición es de nunca acabar. Los ataques son recurrentes de parte del presidente Pedro Castillo y su premier Aníbal Torres contra quienes ellos llaman la ultraderecha y la prensa a la que siguen considerando “mermelera”. No hay día en que no se ocupen de ellos. El jefe de Gabinete ministerial fue, incluso, más lejos: se enfrentó abiertamente con la Iglesia, insultando al cardenal Pedro Barreto, arzobispo de Huancayo, con una incorrecta aplicación de un dicho popular, lo que mereció el inmediato y contundente rechazo de la Conferencia Episcopal Peruana.
Días antes, tras una reunión en Palacio de Gobierno el cardenal Barreto había declarado que el mandatario esperaba hacer un cambio de rumbo radical en su manera de gobernar. El primer ministro acusó al cardenal de haber actuado a favor de la “ultraderecha”. El presidente Castillo había anunciado también que pediría al Acuerdo Nacional que convoque a sus integrantes para discutir los problemas de la crisis política que afecta a todos. El premier, a su vez, dijo que dicho foro no era representativo y no servía para nada. Marchas y contramarchas. Por otra parte, la Conferencia Episcopal alertó a la población que existe una evidente falta de liderazgo en el Gobierno.
“Nuestra Constitución Política, en su artículo 110, expresa que el presidente de la República ‘personifica a la Nación’. Nos representa a todos por igual, no a un grupo, no a intereses subalternos y menos a cuotas político-partidarias, que solo resquebrajan nuestra débil institucionalidad. Su misión es trabajar por el bienestar general del pueblo peruano. Luego de nueve meses del inicio de la actual gestión y cuatro gabinetes de ministros, la ausencia de liderazgo y de un horizonte sociopolítico y económico resultan muy preocupantes y exigen una inmediata solución”, dijeron los obispos en un pronunciamiento.
En este contexto una parlamentaria de Perú Libre presentó un proyecto que propone la elección de una asamblea constituyente con 300 representantes, encargada de redactar una nueva Constitución Política, a sabiendas de que es inconstitucional y no hay ninguna posibilidad de ser viable. ¿Qué propósito anima a la legisladora? Lo veremos con el tiempo.
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