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A propósito de Trump

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Fecha Publicación: 04/04/2023 - 22:10
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No vamos a referirnos directamente al polémico expresidente de EE.UU., por lo menos mientras no se haya decidido el juicio en su contra habilitado por el Gran Jurado por presuntamente ocultar el pago a una actriz porno con quien habría tenido una relación sexual extramatrimonial previa a su no menos polémica elección presidencial. Alguien –con acierto- diría que hay muchas razones más graves para encausarlo o procesarlo que esta escabrosidad, pero lo mismo se afirmó sobre el mafioso Al Capone y ya se sabe cómo terminó y murió en prisión.

Lo sorprendente del caso –por ahora- no es lo aparentemente nimio de la acusación, sino que de ser sancionado o condenado, ello no le impediría seguir adelante con sus planes de volver a aspirar a la Casa Blanca. Así como suena, y lo mismo pasaría con otras investigaciones fiscales o administrativas abiertas por supuesta evasión fiscal y cosas por el estilo, salvo, claro está, que se encuentre entonces purgando carcelería, algo bastante improbable por el momento. Para no creerlo.

La más que bicentenaria Constitución norteamericana no deja dudas al respecto y, por ende, el equipo de picapleitos trumpista insiste a los cuatro vientos que la sacada de pies del plato de su cliente con la tal Stormy Daniels –tenía que llamarse “Tormentosa”-, no será obstáculo legal -¿lo será moral?- para su carrera electoral.

En efecto, la Décimo Cuarta Enmienda a dicha sacrosanta Carta aprobada en 1868 unos años después del fin de la terrible Guerra de Secesión, establece meridianamente que las únicas causales penales que inhabilitan para ocupar o desempeñar cargos políticos y los demás en los Poderes Ejecutivo, Legislativo o Judicial son por ser autor o partícipe en la comisión de delitos de rebelión, insurrección y/o traición en agravio del Estado Federal o de los Estados integrantes de la Unión americana. Por lo menos, allá también estaría preso el impresentable y corrupto de Castillo de ser gringo –vaya chiste-.

Así que ya sabemos por qué Trump y los millones de trumpistas defienden a muerte que su líder NADA tuvo que ver en el cruento, ignominioso y subversivo asalto al Capitolio con el objetivo de impedir la proclamación del presidente Biden. Si el Congreso llegara a acusarlo algún día por este delito –lástima que no se cuentan con los votos necesarios- podría decirse parodiando a Arnold Schwarzenegger: ¡Adiós, Baby Trump! ¡AMÉN!

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