Precursor peruano
Hay quienes asumen que Milei es una novedad, un liberal contra la casta estatista, pero hay quien lo precedió, y aunque suene extraño, es Mario Vargas Llosa. Al entrar en política motivado por la estatización de la banca, no solo fue un outsider reactivo, fue más: trajo al Perú las ideas de la libertad y fundó el primer partido realmente liberal en el Perú.
Antes de él, el liberalismo peruano era una corriente débil y dispersa, limitada a círculos académicos y periodísticos. Las ideas de Keynes dominaban el debate público, y el Estado era visto como el principal motor del desarrollo. Vargas Llosa, en cambio, reivindicó las ideas de la libertad desde la economía, la filosofía, la cultura, la política…
Los dos más grandes debates históricos republicanos fueron los de los liberales idealistas (los Gálvez desde el Guadalupe) y el conservador Bartolomé Herrera en el siglo XIX. En el siglo XX el liberalismo estuvo orgánicamente ausente del debate entre apristas, socialistas y socialcristianos conservadores.
El Movimiento Libertad apareció recién en 1990 como el auge de las ideas liberales más modernas, articuladas y orgánicas en el Perú. La izquierda retrucó llamando “derecha” a lo que era revolucionario: el cambio social desde los individuos.
Claro que tuvimos nuestro Milei (aunque Milei sea liberal libertario). Los partidos de entonces no eran mafias como en Argentina, pero eran mercantilistas y dirigistas. La mala decisión del Movimiento Libertad fue formar un frente con dos viejas estructuras partidarias cuyas burocracias internas necesitaban una locomotora para sobrevivir: AP y PPC. Al margen de la decencia y sabiduría de Belaunde (en cuyo homenaje escribí un ensayo) y del gran Bedoya, el Movimiento Libertad olvidó que las alianzas restan pureza ideológica y a veces votos.
El Nobel nos introdujo a sus maestros: Popper, Hayek, Berlín, Ortega, Smith, Aron, Revel… porque el liberalismo es integral. Fue el puente de esas ideas y de la modernidad económica. La norma marco de la inversión privada, la derrota de la hiperinflación y la inserción mundial deviene de las fórmulas del Movimiento Libertad. Bien merecería Vargas Llosa ser bautizado con el título de “padre del liberalismo peruano”.
Cuando Libertad dejó de ser, no dejó de ser. Quedó un par de generaciones. Se fundó el Instituto del Ciudadano, una escuela liberal para las juventudes. Muchos se formaron y persistieron, otros aguardaron, y hoy están dispuestos a luchar por esa prosperidad que solo la libertad sabe consumar.
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