Por los caminos del Señor
Hola... El pasado jueves 19 de este mes la Iglesia, en su liturgia, nos presentó un modelo ejemplar de justicia y sabiduría. El modelo no es otro que “San José”, un hombre justo y sabio que, viviendo un momento muy complicado en su vida, apenas iniciado su matrimonio con María, se encuentra con una situación sumamente difícil de manejar, porque él no vivía con María y esta se encontraba embarazada. Entiendo que para José y para muchos la dificultad está en qué solución darle.
Vayamos al texto del evangelio; el relato es muy simple, pero muy significativo: José se encuentra en oración, hablando con Dios, porque la circunstancia para él no era fácil y entendía que la única salida era repudiar a su mujer, María. Sin embargo, la realidad fue otra; este hombre, José, escuchó a Dios y aceptó, no porque le convenciera la lógica, sino porque en él primó la confianza en Dios.
En estos momentos difíciles, dolorosos, donde no sabemos qué va a pasar, donde la incertidumbre es mayoría y donde las certezas se nos escapan de las manos, celebrábamos la fiesta de San José. En la Eucaristía de ese día, ante su imagen con el Niño en brazos que tenemos en la capilla del Colegio San Agustín, me di cuenta que desde una confianza plena y total en Dios, no habrá dificultad que no podamos llegar a buen puerto; al contrario, si grandes son nuestros problemas, más grande es el amor que Dios nos tiene, a quienes Él creó y además adoptó como hijos por el Sacramento del Bautismo y fortaleció en el Sacramento de la Confirmación.
No nos precipitemos, Dios ha puesto en cada uno de nosotros una capacidad que en estos tiempos debemos poner a prueba, más aún, yo diría dos capacidades que fueron el eje natural de las decisiones que tomó San José: por un lado la “prudencia” y por otro la “sabiduría”. Si bien ambas son complementarias, la prudencia no viene del conocimiento, sino del uso que hagamos del conocimiento.
Vivimos épocas de mucha información, pero no por tener mucha información somos más sabios. Es un poco como tener cien camisas, pero en realidad solo podemos usar aquellas que son de nuestra talla; las demás están allí, pero no nos sirven. De igual manera, prudentemente manejemos la información para que, como hombres sabios, en tiempos difíciles tomemos las mejores decisiones.
“Nunca dejes a Dios fuera de tus proyectos, Él es la clave del éxito”.
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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