Por los caminos del Señor
Hola…Te cuento que por nada de este mundo iba yo a olvidarme del Día del Padre. Por muchas razones, mi padre es para mí una súper experiencia de paz, amor, sensibilidad, silencio, superación… Algo que todo ser humano necesita como modelo, como ídolo, como personaje que no tenga la luz y el calor de los personajes míticos sino que teniendo el resplandor del cielo te pueda servir de camino para conseguir y construir tu propio destino.
No busco con estas palabras reseñar la historia de mi familia o la relación con mi padre, la cual siempre tendría la plenitud de su valor cuando la guardo en mi propia intimidad, pero… el diálogo semanal nos acerca desde la amistad para poder hablarnos de aquellas cosas que vivimos y experimentamos, y sin darle lecciones a nadie. Si te cuento aquello que para mí es esencial, es para que de alguna manera aquellas sensaciones vividas por mí las puedan vivir quienes como tú me estás leyendo.
El ser humano necesita seguridad y esta tiene un fundamento: el hogar, el padre de familia. Aprender de él a lograr la armonía con el universo, amando y respetando todas las formas de la vida.
Aprender que lo más importante para mí es Dios, mi familia, mi trabajo, mis amigos y la naturaleza.
A la hora de experimentar la realidad de mi padre en mí, lo veo como aquel que fue capaz de inculcar en mi corazón la necesidad de ver dentro de mí y en todo lo que me rodea la presencia de Dios.
Nunca podré olvidar aquella frase que salía frecuentemente de mi boca: Mis días son una oportunidad constante para evolucionar y mejorar tanto espiritualmente, como intelectual y físicamente. Amaré como quiero ser amado y el trato que yo dé a los demás, es aquel trato que yo siempre he querido para mí.
La vida es siempre un instante y en cada momento estaré dispuesto para dar lo mejor de mí mismo. No faltaré a la vida, como no faltaré a la cita de la muerte, porque a ambas citas no puede renunciar el ser humano.
Estoy siempre abierto a escuchar, a entender y a cambiar. Doy a las cosas el valor que se merecen y nunca sobrevaloraré aquello que no tiene más valor que el de sí mismo.
Quiero resaltar la imagen del padre de familia auténtico y genuino, como generador de vida y, por lo tanto, identificado con el amor y los sentimientos.
“Disfruta el aroma de tu hogar antes de abrir la puerta y salir a buscar los perfumes del mundo”
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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