Por los caminos del Señor

Hola… En una comarca en la cual se vive de la agricultura y la ganadería, se adquiere conocimientos de la naturaleza extraordinariamente bellos.

En el pueblo donde nací en la comarca de León, los principales recursos son la producción de alimentos y el cuidado de animales como vacas, caballos, ovejas… Esto lo he vivido hasta mi juventud, más aún, mi familia sigue viviendo en esta comarca por lo tanto cuando los visito sigo aprendiendo las lecciones de vida que nos da la naturaleza y en este caso, los animales.

Quería contarte que desde niño, siempre escuché de la ferocidad de los lobos en los rebaños de ovejas. Tanto es así, que el pastor suele tener varios perros mastines, quienes fácilmente duplican a los lobos. Además, los mastines llevan un collar de púas de no menos de 15 cm para defender su yugular que es donde atacan los lobos, por lo cual se les hace imposible hacerles daño.

De niño he conocido estas historias en las que cuando pelean dos lobos, el vencido se pone a merced del vencedor, entregando la yugular para que en cuestión de segundos pueda matarle. Sin embargo, esto nunca sucede, por un instinto animal el vencedor se va y el vencido se para y lógicamente también se retira.

Esto no es casual, sucede siempre y el instinto puesto por Dios en los animales nos enseña valores tan maravillosos, por ello a mí me cuesta mucho pensar que cuando se quiere insultar a otro ser humano se le diga “no seas animal”. Sin embargo, yo me pregunto, qué dirán los animales de nuestras muchas reacciones de unos contra otros.

En los patios del colegio Nuestra Señora del Consuelo, hemos colocado varias frases para que los jóvenes y los menos jóvenes las asumamos como valores en nuestras vidas. Una de estas frases es: “GANAR SIN ORGULLO, PERDER SIN RENCOR”.
No es fácil el mundo moderno que nos toca vivir, muchas veces lleno de ideas contradictorias y adultos que nos confunden.

Aquí en el colegio, viendo a los jóvenes pienso en que si yo siendo una persona adulta me confunden las reacciones mías y de otros seres humanos como yo, cuán confuso será el mundo en un joven que si se fija en nosotros los adultos, es posible que reflejemos las palabras del evangelio del domingo pasado: “Haced lo que os dicen, pero no hagáis lo que ellos hacen”.

“No le digas a Dios cuan grandes son tus problemas, más bien dile a tus problemas cuan grande es tu Dios”.
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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