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Por los caminos del Señor

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Fecha Publicación: 18/11/2023 - 20:10
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Hola… Viajando al lejano oriente, llegamos a uno de los países con más tradición que hay sobre la tierra. Una tradición milenaria que al hombre de hoy, si sabe aprovecharla le va a ser de mucho beneficio.

En China hay una tradición que nos habla de un emperador muy sabio a quien le gustaba mucho la jardinería. Viéndose ya anciano y sin la posibilidad de dejar su reino a un hijo, al no haber tenido descendencia, pensó en lo siguiente: De todas las regiones de China, le trajeron jóvenes que guardaban ciertas cualidades pensando que alguno de ellos podría sucederle en el trono.

Para ello, diseñó una estrategia, compró varias semillas y las colocó en maceteros. A cada uno de los jóvenes les dio un macetero con la semilla adentro y les dijo que un año después se iban a reunir en el palacio real.

Aquel que trajese la más bella flor, sería su sucesor. Los jóvenes regresaron a sus provincias y pasado un año regresaron al palacio real. Uno de los jóvenes, llamado Pin, era un eminente jardinero, por lo que cuidó la semilla, no solo con cariño sino con sabiduría porque era un especialista, siendo muy joven conocía los secretos de la jardinería.

Sin embargo, sucedió algo increíble, este joven durante el año no logró que la semilla creciera ni se desarrollara. Al llegar al palacio, se encontró con todos los jóvenes que habían recibido el macetero con la semilla.

Las de sus compañeros habían crecido preciosas, pero la de Pin no había crecido nada y aún así llevó lo que tenía. El rey entró, observó las flores de todos los maceteros, la última era la de Pin, se detuvo delante de él y le dijo: “Usted es el único que ha sido honesto y leal, los demás han querido sorprenderme.

Yo entregué a todos semillas infértiles, quiere decir que cambiaron las semillas para sorprenderme. Pero Pin por su honestidad es el único que merece ser el emperador de China”.

Vivió por muchos años manteniendo siempre su honestidad y un buen gobierno.
Esta es una tradición milenaria, sin embargo, el valor que transmite es tan necesario en nuestra sociedad de hoy, que si lo perdemos de vista, poco es lo que podremos esperar de nuestros líderes.

“No le digas a Dios cuan grandes son tus problemas, más bien dile a tus problemas cuan grande es tu Dios”.
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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