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Por los caminos del Señor

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Fecha Publicación: 09/12/2023 - 21:30
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Hola… El maestro de mi escuela, de niño nos acostumbraba a contar fábulas. Una de esas fábulas te la quiero contar en este día. Se refiere a las capacidades que podemos tener pero que no la sabemos emplear por ser “demasiado confiados”. Podemos hacerlo, sí, pero solemos esperar hasta “mañana” y naturalmente ese día nunca llega.

Vayamos a la narración de la fábula: En medio del campo se encontraron una liebre y una tortuga, conversaron de muchas cosas, de todo menos de dos cosas, de política y de fútbol, en el fondo querían seguir siendo buenas amigas. La liebre le contó a la tortuga que siempre había soñado con hacer una carrera de varios kilómetros con ella. La tortuga sonriente le dijo a su amiga, me temo que voy a ganarte, sobre todo si piensas en una carrera de varios kilómetros. La liebre le dijo, me parece que te equivocas, yo soy una liebre y tengo el don de correr rapidísimo, todo el mundo me conoce y sabe de mis habilidades, sin embargo, tú eres conocida en el mundo entero con una frase que te define como un animal lentito, y le dijo la frase que quizá todos hayamos dicho alguna vez: “eres más lento que una tortuga”.

La conversación nunca llegó al insulto, pero la tortuga conociéndose y conociendo a la liebre, le dijo: no hablemos más del tema, dime el día, la hora, el lugar y ahí arrancamos la carrera. La liebre dijo, la verdad es que yo no necesito entrenar así que siendo ahora o después, igual te voy a ganar. Pongamos la meta y que sea desde aquí hasta el otro pueblo a 10 km, ahí que sea el punto de llegada. Pasaba por ahí un perrito y le pidieron que fuera el juez árbitro de la carrera, accedió gustoso y les dijo que partieran a la voz de tres hacia la meta que se habían propuesto. Avisaré a mi hermano que está en ese pueblo, para que esté en el punto de llegada y vea al ganador de la carrera. Así lo hizo, le mandó un WhatsApp a su hermano para que esté atento.

La carrera comenzó, la liebre se durmió, en otras palabras se la creyó y cuando despertó ya era demasiado tarde, la tortuga había llegado a la meta.
Cuidado con esas confianzas que usualmente suelen traernos muchas decepciones. Una frase muy popular es aquella que nos dice: “el infierno está empedrado de buenas intenciones”.

“Que nuestro corazón sea el mejor pesebre para Jesús”. San Agustín

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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