Por los caminos del Señor

Hola… A inicio de los 80 llegué a Perú por lo que a la fecha son ya 45 años. Regresaba a España para acompañar a mis padres, al tiempo que me informaba de los sucesos que iban transcurriendo en este país en los años 80 y 90.

Un hombre empresario llamado Mario Conde era portada de noticieros, de la radio y de los periódicos por lo que su nombre era conocido por todos los españoles.

Estas líneas no son un relato de su vida, sino de lo que escuché en una entrevista reciente que le hicieron en un canal de Youtube. Ahora vive en Edimburgo, Escocia, y hablaba de sus nuevos emprendimientos.

Desde su bisabuelo hasta él son una familia empresarial que ganó mucho dinero así como lo perdió a lo largo de su historia personal y familiar. Hablamos del bisabuelo, del abuelo, de su padre y de don Mario que debe estar por cumplir los 70 años.

Me quedé con esta frase que dijo en la entrevista: “Después de cada fracaso siempre aparece un triunfo” y creo que su vida es un claro ejemplo.

Habló de la necesidad de arriesgarse, de perder el miedo al fracaso, pero por miedo muchas veces nos quedamos en la nada.

Te cuento esta historia: había un rey terrible, que a sus prisioneros de guerra no los mataba sino que los llevaba a una sala. A un lado había un grupo de arqueros y al otro lado una inmensa puerta de hierro. En ella habían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre.

Los prisioneros reunidos ante este terrible rey, les decía: elijan morir a flechazos por mis arqueros o pasar por la puerta, detrás de ella los estaré esperando yo.
Conociendo al rey, los prisioneros preferían morir por las flechas de los arqueros.

Terminada la guerra, un soldado fiel le dijo: Dígame señor, ¿qué hay detrás de esa puerta? El rey respondió: “Ven y mira tú mismo”.

El soldado abrió temerosamente la puerta y a medida que lo hacía, entraban rayos de sol y la luz invadía el ambiente. El soldado sorprendido descubrió que había un camino hacia la Libertad. El rey le dijo: “Yo les daba la oportunidad de elegir, pero por temor preferían morir antes de correr el riesgo de abrir esa puerta”.

Me pregunto en este día y en esta conversación: ¿Cuántas veces hemos fracasado ahogados en nuestros propios miedos, por temor a abrir la puerta de nuestros sueños?

“En el silencio de la oración, escucharemos la voz suave de Dios guiándonos”

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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