Por los caminos del Señor
Hola… Siempre que llega Semana Santa, que hoy comienza, me detengo a pensar preguntándome: ¿Por qué Jesús permitió entrar en la ciudad de Jerusalén, con vítores y consignas que lo proclamaban rey de los judíos? La liturgia de hoy domingo de Ramos comienza con la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, con palmas, ramos de olivo, con mantos que iban poniendo en las calles de ingreso a la ciudad y Jesús sentado en un pollino.
Sin embargo, a la hora del evangelio de San Marcos leemos la traición de Judas, la noche del jueves para viernes recorriendo como un reo las casas de Caifás, de Anás, de Pilato, de Herodes… para regresar al palacio de Pilato y ahí escuchar a la multitud que gritaba para que dieran la orden de crucificarlo.
Más allá de una explicación exegética, yo me uno a esta reflexión que alguna vez escuché y me pareció válida para iniciar la Semana Santa: Nada hay más fortalecedor que ingresar a un reto de la vida con ánimo, con alegría y siendo consciente de que para lograrlo tenemos en el camino momentos desesperantes y cargados de frustraciones.
En esta semana, tanto el Jueves Santo en el huerto de los Olivos como el Viernes Santo en la Cruz, escuchamos dos conmovedoras frases de Jesús: “Padre, aparta de mí este Cáliz” y ya en la Cruz “Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado”.
Vivimos días muy cargados de simbolismos, profundamente arraigados en nuestra fe y por ende en nuestra Salvación, institución de la Eucaristía, institución del Sacramento del Orden Sacerdotal, acompañar a Jesús en el recorrido de las siete Iglesias y por supuesto el Viernes Santo acompañar a Jesús desde la Cruz con su testamento en siete frases, que algún día recogió el Padre Francisco del Castillo, sacerdote Jesuita en el año 1660, en el mercado Baratillo del Rímac y que hoy esta devoción se ha extendido al mundo católico.
En mi caso, desde el año 87 hasta la fecha, en la radio, desde las 12 del mediodía del Viernes Santo, por 3 horas nos acompañamos reflexionando sus palabras y acompañando a Jesús en su agonía. Este año, como siempre nos acercamos a través de radio Ritmo Romántica, desde las 12 del mediodía del Viernes Santo.
Hoy nos quedamos aquí, pero el próximo domingo, Cristo resucitado no entrará en Jerusalén sino en nuestros corazones.
“Mi futuro está en las manos de Dios y no en la boca de la gente”
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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