Por los caminos del Señor

Hola… En nuestra conversación de este domingo, me gustaría invitarte a que me acompañes hasta el final. El texto que a continuación voy a compartir contigo lo transcribo directamente de un libro que tengo ahora en mis manos:

“No soy más que un mortal como todos los demás, un descendiente del primero que fue formado de la tierra. Mi cuerpo se elaboró en el vientre de mi madre, donde diez meses fui modelado en su sangre, a partir del semen viril y del placer compartido en una cama.

Una vez nacido, respiré el mismo aire que los demás, vine a caer en la misma tierra, lancé el primer grito y lloré como ellos. Me envolvieron en pañales y cuidaron de mí; ningún rey comenzó su vida de otra manera, la vida solo tiene una entrada y la salida es la misma para todos.

Oré y me fue dada la inteligencia; supliqué y el espíritu de sabiduría vino a mí. La preferí a los cetros y a los tronos, y no estimé en nada la riqueza al lado de ella. Vi que valía más que las piedras preciosas; el oro es solo un poco de arena delante de ella, y la plata, menos que el barro. La amé más que a la salud y a la belleza, incluso la preferí a la luz del sol, pues su claridad nunca se oculta.

Junto con ella me llegaron todos los bienes, sus manos estaban repletas de riquezas incontables. Recibía con alegría todas esas cosas que me proveía la sabiduría, pero todavía no sabía que la sabiduría era la madre de todas esas cosas.”

Este extracto, que acabas de leer, lo conecto con la historia del rey Salomón, hijo de David. Cuando iba a ser ungido rey, Dios le hizo una propuesta:

“Pídeme lo que quieras y te lo daré”. Salomón, en lugar de pedir riqueza o poder, contestó: “No quiero nada, mi Señor, solo te pido tu sabiduría y tu prudencia para gobernar al pueblo escogido por ti”. Dios respondió: “Por haberme pedido eso, tendrás todo lo demás”. Y así, Salomón se convirtió en un rey sabio y poderosísimo.

El texto entrecomillado pertenece al libro de la Sabiduría, capítulo 7, versículo 1 y siguientes. Es, por tanto, un texto de la Biblia. Este libro de la Sabiduría fue escrito un siglo antes del nacimiento de Jesús, en Alejandría, y es un esfuerzo de un judío que intentó expresar la fe y la sabiduría de Israel en lengua griega, adaptada a las tradiciones de esa cultura.

“Es una gran ventaja para el hombre sabio no parecerlo”.

Séneca

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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