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Por los caminos del Señor

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Fecha Publicación: 07/09/2024 - 22:00
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Hola… Seguimos en la ciudad de Baiona y la historia de hoy corresponde a uno de los momentos más trascendentales en la historia del encuentro entre dos civilizaciones en el año 1492.

En ese año, Cristóbal Colón zarpó desde Palos de Moguer, Huelva, en una expedición patrocinada por los Reyes Católicos, en especial por Isabel la Católica, hacia lo que él creía que eran las Indias. Sin embargo, en lugar de llegar a su destino, Colón descubrió un nuevo mundo, un acontecimiento que, en los últimos 600 años, ha dado lugar a innumerables luces, a pesar de las sombras que también acompañaron este encuentro.

Tres carabelas emprendieron el viaje: la Santa María, la mayor, bajo el mando de Cristóbal Colón; la Pinta, comandada por Martín Alonso Pinzón; y la Niña, la más pequeña de todas, al mando de Vicente Yáñez Pinzón. Aquel 12 de octubre de 1492, estas embarcaciones llegaron a tierras americanas, dando inicio a una nueva era en la historia de la humanidad.

Pero hoy no quiero detenerme en el descubrimiento en sí, sino en el viaje de regreso a España. La Santa María encalló en la isla La Española, hoy Santo Domingo; solo la Niña y la Pinta regresaron a Palos de Moguer, pero la carabela la Pinta, comandada por Martín Alonso Pinzón, perdió el rumbo en algún punto del océano Atlántico, se desvió y, al darse cuenta de que se aproximaban a las costas del reino de Portugal, Pinzón, consciente de la gravedad de la situación, decidió cambiar de rumbo. Finalmente, el 1 de marzo de 1493, la Pinta arribó a la ciudad de Baiona, en la frontera entre Portugal y España.

Esta ciudad alberga una réplica exacta de la carabela la Pinta. Contemplar esta réplica es sobrecogedor; pensar que un grupo de hombres cruzó el Atlántico de ida y vuelta en lo que parecía una “cáscara de nuez” es realmente impresionante.

Al ver esta carabela, no puedo evitar reflexionar sobre el increíble potencial del ser humano, capaz de alcanzar logros inimaginables incluso en las circunstancias más adversas, y conquistar metas de valor incalculable para la humanidad.

No podía dejar de compartir contigo esta historia de Baiona, una ciudad cuyos habitantes fueron los primeros en conocer la existencia de un nuevo mundo. Hoy, la réplica de la Pinta sigue siendo un testimonio viviente de ese momento histórico, atrayendo a cientos de turistas que, al igual que yo, se maravillan y exclaman: ¡CÓMO LO PUDIERON LOGRAR!

“No bajes la meta, aumenta el esfuerzo”.

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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