Por los caminos del Señor
La ciudad de Baiona, ubicada en el área metropolitana de Vigo, dentro de la provincia de Pontevedra, fue el escenario esta semana de un evento que para mí siempre ha sido motivo de emoción: la llegada de los ciclistas que participan en la Vuelta a España.
El ciclismo es una pasión que llevo en el corazón desde mi infancia, cuando pegaba la oreja a la radio para escuchar los resúmenes que los comentaristas deportivos hacían de cada etapa en los años 70.
Para mí, los tres grandes acontecimientos del ciclismo mundial son el Giro de Italia, el Tour de Francia y, por supuesto, la Vuelta a España. Desde niño, seguía con fervor cada una de estas carreras, quizás con más entusiasmo que el fútbol, viviendo cada jornada como millones de personas, e imaginando la serpiente multicolor recorriendo las rutas.
Uno de mis primeros recuerdos en vivo del ciclismo fue en Zaragoza, junto a la Basílica de la Virgen del Pilar. Era un adolescente cuando vi por primera vez, en 1970, a los ciclistas llegar en una emocionante etapa.
Esa “serpiente multicolor” quedó grabada en mi mente, especialmente la curva que tomaron a una velocidad vertiginosa sin que nadie cayera. Recuerdo claramente a los grandes de aquella época, como Eddy Merckx de Bélgica y Luis Ocaña de España, y cómo ese momento sigue siendo imborrable para mí.
Años más tarde, en 2018, en la provincia de León, tuve la oportunidad de ver a estos esforzados deportistas en una región montañosa cerca de mi pueblo. Fue otro instante inolvidable, verlos subir una escarpada carretera con una pendiente del 18%, casi una pared. La emoción fue tan intensa como aquel día en Zaragoza.
En 2018, el ciclismo tuvo como estrella a Nairo Quintana, el colombiano que ganó una etapa en ese mismo año. Y este martes, volví a experimentar la emoción de ver una etapa de la Vuelta en Baiona.
La caravana multicolor y todo lo que implica una competición de este calibre es impresionante.
Pero hay un detalle que quiero compartir: el día anterior, mientras iba a la playa con mi sobrino, nos encontramos con un coche de la organización de uno de los equipos más poderosos del ciclismo mundial, el UAE Emirates, justo cuando estábamos aparcando cerca de un hotel. Fue un momento inesperado y emocionante que espero seguir compartiendo contigo.
“No bajes la meta, aumenta el esfuerzo”.
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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