Por los caminos del Señor

Hola… El jueves pasado realicé, junto con mi familia, el trayecto en carretera desde la ciudad de León hasta Vigo. Es un recorrido que he hecho muchas veces a lo largo de los últimos 40 años, ya sea por carretera o en tren, tanto de León a Vigo como de Vigo a León. Ese jueves, mientras pasábamos por la ciudad de Quiroga, en la provincia de Orense, Galicia, me vino a la mente un viaje en tren que realicé hace muchos años en la misma ruta.

En aquella época, los trenes de pasajeros contaban con vagones divididos en compartimentos para ocho personas, cuatro a cada lado enfrentadas. Recuerdo que, tras abordar el tren en Vigo rumbo a León, compartía el compartimento con otras tres personas, una de ellas un hombre que, para mí en aquel entonces, era considerablemente mayor. Entablamos conversación, y él comenzó a contarme un poco sobre su vida. Me relató cómo, siendo apenas un niño, perdió a su padre durante la Guerra Civil Española. A medida que el tren avanzaba, llegamos a la estación de A Rua, un pequeño pueblo.

Fue entonces cuando este hombre, con un tono solemne, me señaló por la ventana el lugar donde, muchos años antes, había encontrado a su padre fallecido. Me contó que, al finalizar la guerra, unas personas llegaron a su casa para informar a su madre de la muerte de su esposo. Con apenas 10 años, él acompañó a su madre a buscar el cuerpo de su padre. Aunque ellos vivían en Quiroga, un pueblo cercano a unos 10 o 15 kilómetros de distancia, el cuerpo fue encontrado en A Rua y, con la ayuda de familiares, lo llevaron a Quiroga, donde le dieron cristiana sepultura. Este trágico acontecimiento dejó una marca profunda en su vida, y mientras el tren se aproximaba a Quiroga, me señaló el lugar exacto donde todo había sucedido.

Este jueves, al pasar nuevamente por Quiroga y A Rua durante mi viaje en carretera, esa historia volvió a mí con fuerza, recordándome lo que significa la guerra cuando se escribe con la sangre de un ser querido, y cómo puede transformar para siempre la vida de una persona, tal como ocurrió con aquel compañero de viaje hace más de 30 años.

Cambiando radicalmente de tema, quería comentarte que en octubre un grupo de personas visitaremos al Santo Padre en Roma. Celebraremos misa en la Basílica de San Pedro, veneraremos al Padre Pío y concluiremos en Asís, visitando las tumbas de Santa Clara, San Francisco y el Beato Carlo Acutis. Si estás interesado, puedes comunicarte al 7175555.

“Cuando una madre se arrodilla en oraciones, un hijo se levanta”

San Agustín

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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