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Por los caminos del Señor

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Fecha Publicación: 22/02/2025 - 21:30
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Hola…
Si bien cada domingo la reflexión sobre las lecturas litúrgicas está reservada para nuestro compañero de viaje en el periódico, el Obispo (e) del Callao, Monseñor José Luis del Palacio, en esta ocasión quisiera invitarlos a reflexionar juntos sobre el Primer Libro de Samuel.
Este pasaje nos presenta a un personaje cuya historia me cautiva profundamente: el rey David.
Un día, Dios habló a Samuel y le reveló que el sucesor del rey Saúl sería uno de los hijos de Jesé, un hombre de Belén. Uno a uno, Jesé presentó a sus siete hijos mayores, pero el Señor no escogió a ninguno de ellos. Entonces, Samuel preguntó si tenía otro hijo, y Jesé le respondió que sí, un joven que cuidaba el rebaño. Samuel pidió que lo trajeran.
Cuando David llegó, al verlo, Samuel, por mandato de Dios, le dijo: “Este joven será el futuro rey de Israel”. Esta historia, que hoy resumimos, se encuentra en el Primer Libro de Samuel, capítulo 16.
David se ganó el aprecio del pueblo al derrotar al ejército filisteo, matando al gigante Goliat, considerado invencible. Una hazaña extraordinaria, pero que despertó la envidia del rey Saúl, quien intentó matar a David.
En una ocasión, cuando el rey Saúl perseguía a David con su ejército, llegada la noche, acamparon en un lugar y se recostaron para dormir. David conocía el lugar y, cuando el rey Saúl y su ejército dormían, burló la seguridad, se acercó sigilosamente hasta donde dormía Saúl y tomó su cantimplora de agua y su espada.
Abisai acompañaba a David, quien le dijo: “Dios ha puesto hoy a tu enemigo en tus manos, déjame matarlo de un solo golpe”. A lo que David respondió: “No lo hagas, él es un ungido de Dios”.
Escuchado este texto, nos acercamos a dos grandes lecciones, que, si gustas, el próximo domingo podríamos completar. Por ahora, adelantemos estas reflexiones:
La primera de ellas, que David no se vengó de quien lo seguía para matarlo; le salvó la vida.
La segunda reflexión: David era un pastor de ovejas y llegó a ser el más grande rey del pueblo de Israel hasta la fecha. Cuidando ovejas, se había perfeccionado en el manejo de la honda, propio de los pastores que cuidan sus rebaños y, gracias a ello, venció a los filisteos con Goliat a la cabeza y se ganó el cariño del pueblo.
“Un amigo es aquel que te conoce y, aun así, te ama”.
San Agustín
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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