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Por los caminos del Señor

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Fecha Publicación: 18/01/2025 - 22:00
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Hola… No es usual que yo desmerezca mi condición de ser humano o cuestione el valor de haber nacido como tal. Sin embargo, en más de una ocasión, debido a mis propias acciones o a las de personas cercanas, o incluso por las noticias que llegan a través de los medios de comunicación, me he sorprendido pensando, quizá de manera exagerada, que habría sido mejor nacer como mascota. Por supuesto, esto es solo un juego mental sin mayor trascendencia, pero las cosas que los seres humanos somos capaces de hacer, y los extremos a los que podemos llegar, a veces resultan aterradores.
Hoy quiero hablarte de una persona que desconocía hasta hace poco. Me encontré con una noticia que me llamó la atención, aunque en estos tiempos es necesario verificar cualquier información antes de creerla. Tras contrastarla, descubrí que era cierta. La persona de la que te hablo nació en Nueva York el 28 de octubre de 1914 y murió en La Jolla, California, el 23 de junio de 1995. La noticia decía, de manera escueta: “Este hombre, si hubiera tomado una decisión diferente, habría tenido un patrimonio superior a los 7 mil millones de dólares. Sin embargo, vivió una vida sencilla y murió a los 80 años a causa de una insuficiencia cardíaca. Fue sepultado en el cementerio Camino Memorial Park, en San Diego, California”.
Ese hombre fue médico epidemiólogo, investigador y virólogo. Formó parte de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia y, aunque su nombre puede no ser ampliamente conocido, sus acciones han salvado millones de vidas en todo el mundo. Se llamaba Jonás Salk y fue el creador de la primera vacuna contra la poliomielitis, un logro que permitió erradicar esta peligrosa enfermedad en numerosos países. Sin embargo, tiene un plus que me hace valorar y creer en la condición humana al poner todo su potencial al servicio de la humanidad.
Lo que hace a Jonás Salk aún más admirable no es solo el hecho de haber creado esta vacuna, sino la decisión que tomó respecto a su uso. Decidió que la vacuna estuviera disponible para todo el mundo sin cobrar regalías. Cuando le preguntaron por qué, respondió con una razón profunda y desinteresada: “Si Dios me ha permitido encontrar esta cura para los seres humanos, mi felicidad está en mi trabajo diario en el hospital. No se trata del dinero que podría ganar con este invento”. Con esta decisión, renunció a una fortuna estimada en más de 7 mil millones de dólares.
Nunca nos olvidemos del Dr. Jonás Salk, quien con su decisión priorizó el bienestar de la humanidad por encima de cualquier beneficio personal. Esta vacuna se empezó a utilizar en 1955 y, en 1961, Albert Sabin desarrolló una vacuna administrable por vía oral.
“Los libros, las mentes y los paraguas sólo sirven si se abren”.
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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