Por los caminos del Señor

Hola…
Una de las historias más impactantes al conocerla es la de cómo murió el gran físico e ingeniero griego Arquímedes. Nacido en Siracusa, Arquímedes fue un físico, ingeniero, inventor, astrónomo y matemático cuyas aportaciones siguen siendo fundamentales para la humanidad incluso dos mil años después de su nacimiento, ocurrido entre los años 287 y 214 a.C. Siendo aún muy joven, su brillante mente dio origen a principios y teorías que han trascendido los siglos y son valoradas profundamente hasta el día de hoy.
Lo que sorprende aún más es la manera trágica y absurda en que perdió la vida. Durante la toma de Siracusa por el ejército romano, un soldado se acercó a Arquímedes, quien en ese momento estaba absorto en sus pensamientos, dibujando figuras geométricas en el suelo. Al pasar de manera prepotente sobre sus dibujos, Arquímedes le pidió que tuviera más cuidado. Sin embargo, la reacción del soldado fue irracional: desenvainó su espada y le quitó la vida, decapitando a uno de los más grandes genios de la historia.
Esta historia nos invita a reflexionar sobre cómo la prepotencia irracional de una persona puede truncar el potencial de otra, privando a la humanidad de un legado invaluable. Mientras Arquímedes permanece como una figura inmortal en la historia, el prepotente soldado romano no es más que una desgraciada anécdota.
Al conocer este relato, me surgió una pregunta que también me hago ahora: ¿cuántas veces en la vida hemos tomado decisiones que han causado daño a otras personas? Si tan solo hubiéramos mostrado un poco más de criterio y usado más la razón que la prepotencia, tal vez nuestras decisiones habrían sumado a la humanidad y nos habrían ayudado a ser un poco mejores.
En nuestro ámbito personal, familiar o laboral, decisiones aparentemente pequeñas pueden tener un impacto significativo en la vida de los demás. ¿Cuántas veces, por descuido o falta de interés, hemos postergado una respuesta para alguien que confió en nosotros? Tal vez esa decisión, para quien la espera, sea un asunto de vida o muerte, aunque nosotros no lo percibamos así en el momento.
No es el único ejemplo, pero puede ser una manera de hacernos reflexionar. Cada expediente en nuestro escritorio es una responsabilidad cuya respuesta podría cambiar la vida de la persona que en ese momento está “en nuestras manos”. Decisiones impulsivas o indiferentes pueden causar un daño irreparable, mientras que una acción bien pensada puede ser el inicio de un cambio positivo en la vida de alguien.
Aquel soldado usó el poder de la fuerza con su espada, privándonos de las respuestas que Arquímedes podría seguir dando a los problemas de la humanidad.
“Que Jesús ilumine con su Luz tu camino para que alcances todos tus sueños.”
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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