Por los caminos del Señor

Hola… Ciertamente en la vida existen momentos que cambian radicalmente su curso. En otra oportunidad te contaré con detalles lo que ahora hago a modo de reflexión. La vida puede cambiar en un minuto y con este título hay una historia de un hombre que viajaba en avión. Había tomado el vuelo Nueva York - Los Ángeles, para hacer un gran negocio y tenía la posibilidad de ir en la parte más cómoda del avión. En un vuelo de tantas horas el poder ir acostado era una gran ventaja, pero también el costo era muy grande.

Tomó el vuelo hacia Los Ángeles a la hora indicada en el aeropuerto Kennedy. Aparentemente todo iba bien, pero a los diez minutos de despegar, los pasajeros comenzaron a ver por las ventanas una gran cantidad de humo que salía de los motores del avión. Los pasajeros atemorizados veían que lo que había comenzado con normalidad, se estaba convirtiendo en algo que probablemente resulte en una tragedia. El avión comenzó a descender y los edificios de Nueva York cada vez se veían más grandes, por la cercanía.

El hombre del cual te hablé al inicio escribió: La vida puede cambiar en un minuto. Yo, un hombre de éxito, disfrutando de las comodidades que me puedo permitir con mi dinero, sin embargo en ese instante, estaba en las mismas condiciones que el resto de los pasajeros y la tripulación. Por los altavoces informaron que el avión había perdido los motores y solo una pericia del piloto podía salvarnos.

La vida puede cambiar en un minuto. La muerte nos iguala a todos, el que había pagado un boleto de 5,000 dólares, en ese instante estaba en la misma situación que aquel que encontró una oferta de 500 dólares. Ambos en el mismo avión, viviendo la misma tragedia.

Quien escribió esta experiencia lo hizo en su casa y te preguntarás qué pasó, la respuesta la supo el mundo entero, porque fue transmitido en todas las cadenas de televisión. La pericia del piloto hizo que el avión pudiera aterrizar en el río Hudson de Nueva York y todos se salvaron. Pero uno de los pasajeros va por el mundo contando esta experiencia y pidiéndole a la gente que valore cada momento de sus vidas, lo único seguro que tienen es su presente, lo que puede suceder en el próximo minuto está fuera de todo control.

La vida adquiere un gran valor cuando vivimos en plenitud cada instante. No niego que los planes del futuro son sumamente necesarios, no me olvido del pasado porque son los cimientos que soportan el presente, pero la fuerza de la vida está en cada instante.

“No ames con el corazón, porque el corazón se detiene. Ama con el alma, porque el alma es eterna”.

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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