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Por los caminos del Señor

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Fecha Publicación: 15/01/2022 - 22:00
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Hola… Esta historia que voy a contarte sucedió al sur de Italia, en las costas del mar Mediterráneo. Uno de los más reconocidos buzos italianos, cuyo nombre es Enzo Maiorca, un día fue a entrenar con su hija Rossana. Al bajar de la barca, estando en el mar sintió un golpecito en la espalda. Al voltear para ver, se encontró con un delfín quien con su hocico parecía querer decirle algo. Enzo se dio cuenta que no quería jugar sino expresar algo, así que lo siguió. A pocos metros, el delfín se sumergió en el agua y él también lo hizo. Aproximadamente a doce metros de profundidad, encontró a otro delfín atrapado en las redes de unos pescadores, quien por más esfuerzos que hiciera no lograba liberarse de ella. Enzo regresó inmediatamente a la barca, le pidió a su hija que lo acompañara y cogió unos cuchillos que llevaban para defensa personal. Regresó con su hija al lugar donde estaba atrapado el delfín y consiguieron rescatarlo; éste al liberarse, inmediatamente se dirigió a la superficie. En ese momento, Enzo se dio cuenta que se trataba de un delfín hembra que estaba embarazada.

Debemos tener en cuenta que un delfín no resiste más de doce minutos bajo el agua sin respirar, ocasionándole la muerte. Ambos delfines alegres y felices se acercaron a ellos, y como gesto de cariño y gratitud les dieron un beso en la mejilla. Los delfines se fueron en libertad y Enzo al compartirnos esta historia, nos deja un bello mensaje que nos lleva a reflexionar cuán importante es guardar una relación y una sintonía con la naturaleza. Da la impresión de que los peores depredadores del universo somos los seres humanos: contaminamos ríos, talamos árboles, contaminamos el aire y el mar, y muchos de nosotros somos ajenos al lenguaje de cariño y de afecto que nos demuestran los animales. Otro día te contaré una historia que sucedió hace años en Sudáfrica, donde un grupo de elefantes recorrió más de 60 km desde su reserva hacia la casa de su cuidador, quien había fallecido esa mañana. Son historias que nos enternecen el alma y que, sin lugar a dudas, son motivo más que suficiente para que pensemos muy seriamente si estamos cometiendo gravísimos errores en nuestra relación con la naturaleza.

Al inicio de esta conversación te contaba cómo Enzo y su hija Rossana habían vivido y compartido una de las cientos de experiencias que tuvieron en el mar. Si deseas, puedes entrar a mi Facebook Padre Pablo y a través del Messenger escribirme algunas historias que hayas vivido con tus mascotas. Me gustaría leerlas y poder compartirlas con nuestros lectores.

“No ames con el corazón, porque el corazón se detiene. Ama con el alma, porque el alma es eterna”.

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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