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Piedras al río

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Fecha Publicación: 18/08/2023 - 21:50
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La niñez es una etapa especial, inolvidable, y seguramente quisiéramos que no fuera pasajera.Entre tantas experiencias, una especial es que jugábamos lanzando piedras al río, lo hacíamos con la inocencia propia de la edad de los descubrimientos, y también propia de quienes ignoran por completo que al lanzar piedras al río los pequeños detalles y la voluntad de quien las arroja siempre se conservan; tampoco teníamos sospecha alguna de que las piedras permanecen ahí para la eternidad, pase lo que pase con el río.

Es difícil explicarse la estancia o viaje de las piedras, en o a través de los ríos, bajo propia voluntad, con ayuda o contra su voluntad, pero ignoramos que también poseen un corazón al que sin razón calificamos como duro o insensible. No importa saber cómo llegaron las piedras ahí, lo que importa es saber que están vivitos los más mínimos detalles emocionales de quien tuvo la fortuna de lanzar una piedra al río y haberle dado una nueva forma de vida. “Cuando el río suena es porque piedras trae”, versa el dicho popular. Cierto o no existe un estrecho vínculo entre piedras y ríos que trasciende a la naturaleza humana.

A través de los años siempre se van hilvanado historias, mitos y leyendas, y para eternizar nuestra estrecha relación con las piedras muchos han dedicado cantos y poemas. Este es el contexto que recogen los hermanos Juan Miguel y Víctor Ataucuri García quienes nos entregan El niño que lanzaba piedras al río, bello libro con una emocionante historia del niño Fidel y su abuelo, cuya trama transcribe la cruda y dura realidad acaecida en los Andes de nuestro país en tiempos de la violencia armada.

Al abuelo del niño Fidel las huestes armadas le arrebataron la vida, Fidel y su familia huyen ante el peligro; en la ciudad la miseria y la violencia también le arrebatan a su amigo y al volver al pueblo se topa con la penosa situación que también perdió a familiares, amigos y vecinos, entonces recuerda y acude al río porque su abuelo le enseñó que en las piedras del río habitan los espíritus de los muertos, y le pide que cuando muera, arroje una piedrita con su espíritu al centro del río, así lo hace. En estos días en que la violencia pretende someternos lanzaré una piedra al río en su memoria, que también es nuestra, para mantenernos comunicados con nuestros difuntos y para no perder la esperanza de mejores tiempos.

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