Parche ministerial
Lo ocurrido el viernes pasado no solo resultó sorpresivo, sino digno de Ripley, aunque usted no lo crea.
Durante la mañana, quien funge de Presidente del Consejo de Ministros (PCM) salió al paso del undécimo grito ciudadano reclamando, a la luz de la coyuntura, un profundo cambio ministerial. El susodicho, con la parsimonia conocida, repitió, cual loro, que no había novedad en el frente, que los integrantes del Gabinete mantienen la confianza de la sucesora presidencial y que, en todo caso, la renovación de dicho Consejo depende única y exclusivamente de la ocupante de Palacio. En cristiano, quien así declaraba es, constitucionalmente, el que propone y acuerda con la citada sucesora el nombramiento del titular de un ministerio y no hay más que hablar.
Empero, después de varias horas y sin que quede claro lo que pasó, se anunció a través de los medios que a las 9 p. m., hora Rolex, habría juramentación de ministros en Palacio, sin precisar su número. Especulaciones de todo tipo apuntaban a que el principal favorito a ser removido sería el capitoste del MIDIS, hasta ahora el fusible más duradero en la gestión pública del cuestionable régimen de turno, pero absolutamente desacreditado por el escándalo en Qali Warma y sus criminales ramificaciones.
En efecto, con casi hora y media de retraso, prestaron juramento en el Salón Dorado palaciego los flamantes ministros del MIDIS —la misma que antes tuvo fajín en el sector Cultura, con poco acierto, más muy dúctil a la mandataria—; del MEF —quien parece el más rescatable por su buen pasado en Proinversión— y de la Mujer y Poblaciones Vulnerables —otrora viceministra del ramo—.
Al día siguiente, el PCM, sin que se le mueva una ceja, señaló convencido: “Esto forma parte de una estrategia. Lo único que buscamos es refrescar el Gabinete”. Vaya, ¿qué ocurrió en el ínterin? Seguramente, pronto se sabrá, aunque apostamos dos a uno a que el mencionado se enteró a la hora nona y terminó refrendando las resoluciones supremas.
En fin, en línea con la totalidad de los analistas políticos serios, poco puede esperarse de este mini relevo ministerial. Solo queda pedir que el Ejecutivo no siga empeorando la ya pobre situación gubernamental hasta julio del 2026 o antes.
¡Amén!
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