Para que el Senado aporte calidad
Si las normas constitucionales pudiesen construir realidades, bastaría redactarle una buena Constitución a Haití para darle estabilidad y democracia. Por eso mismo, no es suficiente haber agregado un Senado a nuestra arquitectura constitucional para mejorar la calidad de las decisiones del Legislativo, pues mucho dependerá de las virtudes personales de quienes logren ser elegidos.
En principio, la teoría nos dice que la cosecha para la Cámara reflexiva sería mejor si todos, los 60, fuesen elegidos en distrito nacional único, porque exige ser conocido y apreciado por muchos más electores que si se tratara de un distrito regional, como se elige hoy al Congreso unicameral; no obstante, la peculiaridad de que solo habrá una vacante por cada región, para la mitad del Senado, obligará a las agrupaciones a presentar a una personalidad muy destacada en esa candidatura, pues la tendencia dentro de cada agrupación será la de preferir candidatear dentro de la lista de los 30 por distrito nacional único, para ocupar, con voto preferencial, una de las vacantes que la agrupación obtenga con el sistema proporcional.
De esa manera, si la oferta electoral estuviese compuesta por 4 o 5 partidos políticos serios, la calidad del Senado estaría casi asegurada; pero con aproximadamente 40 agrupaciones electorales ofreciendo 60 candidatos cada una, cualquier cosa puede pasar.
El nivel político de las cámaras sufre también por la falta de interés en integrarlas, coincidente con el descrédito de la política por parte de profesionales y emprendedores destacados. Lamentablemente, el ser congresista hoy no otorga prestigio social alguno ni mejora el CV a ningún postulante a un cargo directivo en la actividad privada. Las pésimas reformas y los aventureros de ayer y de hoy son culpables de la desvalorización de la actividad.
Pero muy poco se ha hecho por revertir la situación, salvo el retorno de la reelección y la eliminación de las restricciones para que los familiares de los parlamentarios contraten con el Estado. Es necesario fortalecer a los partidos políticos, incentivando la solidez de sus organizaciones, la interrelación con su respectivo grupo parlamentario y la acción política concertada al interior de cada bancada, agregando el costo de un año en el grupo mixto a quien, por cualquier motivo, deje de pertenecer al partido político y/o grupo parlamentario original.
Así también, eliminar las actividades innecesarias, como las sesiones insulsas, el dilatado rol de oradores y el elevado número de comisiones.
El reglamento del Senado debe ser concebido como un instrumento para dar prestigio al ejercicio de la política. En esa línea, el funcionamiento de la Cámara debe permitir que el directivo de la ONG, el dueño de la empresa, el socio del estudio y el profesor principal puedan congeniar sus actividades particulares con la de senador.
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