Para misántropos
Te subes a la combi y le pides al chofer que se suba la mascarilla, la percibe como una chalina. Esboza un gesto de desprecio, musita. Permanece con ella de colgajo. El cobrador no mide el número de pasajeros, lo suyo no es espaciar sino “llenar”, le importa poco quién exhala fuera de tela. Nadie nace para cuidar. Le pide al chofer que suba el volumen de la radio, cuyo estruendo, todos soportan… porque en el Perú nunca nadie dice nada.
Caminas por una calle desbordada, salivan lluvias, escupen, tosen. Ellos no ignoran los tiempos que se viven. Varios han entrado al negocio de los brackets, sí, ese mecanismo con radiografías y mediciones previas que sirve para enderezar tu dentadura entreverada, solo que hay un detalle: solo los pueden modelar e instalar en tu boca un odontólogo, ese que se rompió los ojos estudiando años para que el sistema funcione, ese que se coloca un traje de bioseguridad para que no te contagies ni se contagie. El ambulante grita en la cara y promete milagros, le importan poco las ligaduras y las mediciones…también tus dientes. Lo suyo es una estafa que todos contemplan sin recriminar, “es la informalidad, señor”… porque en el Perú nunca nadie dice nada.
En la tele, un grupete de cómicos se carcajea sin gracia, babean sin mascarilla, sin artificios, sin reparo. Unos modelos hacen lo mismo desde sus visores sin máscara, un reportero se agolpa con otros por una nota ¿Sabías que habitar la caja boba (hoy más estúpida que nunca) es ser un ejemplo de algo? No te importa, los ves, ríes cojonudamente y engrasas tu sangre con la chatarra que es solo a un cuarto de la bolsa repleta de aire y no al noventa o cien que nos sugieren… porque en el Perú nunca nadie dice nada.
Vas a tu parrillada Covid, vuelves y besas a tu abuela. La lloras luego. La olvidas y sigues. Ya te hiciste la prueba rápida, celebras, y así te llevas de encuentro a tu tía. Bailas. La sigues. Te para un guardia, pero todos le caen a él, “el débil tiene la razón, ¡fascista!” Y te sales del cuadro, piola, despacito… porque en el Perú nunca nadie dice nada.
Miras cada mañana si Sinadef alcanza a la esperanza (a eso hemos llegado). Sumar y restar muertos ahora es inspiración para modelos matemáticos... porque en el Perú nunca nadie dice nada.