Pan, chicharrón y circo: tocamos fondo

Una lástima, pero cantar “Perú Campeón” y entonar el Himno Nacional hasta que afloren lágrimas por nuestra Bicolor como ocurrió aquel inolvidable 31 de agosto de 1969, cuando Perú empato 2-2 con Argentina y aseguramos la clasificación para México 70 – o, cuando mágicamente se alinearon todas las estrellas para Rusia 2018, es una alegría que nos ha sido arrebatada por la pésima gestión de la FPF. Hasta hubo peruanos que hipotecaron su casa para permitirse acompañar a la Selección. Gratas memorias, pero eso, memorias. Hoy el futbol atraviesa una de sus peores crisis, sin visos de solución. Siempre ha sido un elemento transversal de identidad, de conexión entre peruanos, sin embargo, después de la derrota frente a Paraguay que nos eliminó hasta matemáticamente, tenemos que contentarnos con el premio consuelo: la comida en su expresión más popular.
Hemos ganado el Concurso Mundial de Desayunos con el pan con chicharrón. Surrealista tanto entusiasmo por algo tan poco importante y banal, pero merecemos una alegría, aunque siempre sea de tipo gastronómico. Nuestros cocineros son el orgullo nacional. Bastante irónico, por cierto, para un país con altísima inseguridad alimentaria y anemia.
Inaceptable que Boluarte y el gobierno se hayan colgado del triunfo, aprovechando la oportunidad para dar discursitos y posar ante cámaras como si el éxito fuera fruto de su gestión, empero, callando sobre la pésima administración de Machu Picchu. Nuestro mayor atractivo turístico tiene serios problemas reflejados en las constantes quejas de los visitantes y de incluso New7Wonders que ha advertido que las ruinas podrían perder credibilidad e incluso el título de maravilla. ¿Qué esperan para despedir a los responsables y poner orden?
Mientras muchísimos países apuestan por proteger su agro, nosotros caemos en el desgastado discurso de “privilegio empresarial”. No nos equivoquemos, antes de juzgar con ligereza conozcamos la complejidad del sector. Esta nueva ley no es una concesión especial para las grandes empresas agroexportadoras como la califican sus detractores, es equilibrar el terreno, una herramienta para que los productores peruanos, grandes y PEQUEÑOS intenten competir en igualdad de condiciones frente a países que subsidian y protegen intensamente a sus agricultores. Además, valga recordar que las grandes empresas son impulsoras del crecimiento de las pequeñas, les compran su producción, abren mercados y éstas últimas no asumen los riesgos de enfrentarse al escenario internacional. Es muy fácil criticar sin dar alternativas viables para un sector tan maltratado como el agro.
Nuestra legislación agraria ha sido históricamente débil y fluctuante, dejando a nuestros pequeños productores y empresas agroexportadoras desamparados frente a un mundo ferozmente competitivo. Los liberales a ultranza combaten estas políticas de protección porque las consideran una interferencia con el mercado, aunque Europa y los Estados Unidos protejan estratégicamente al sector agrícola subsidiando sin pudor.
¿El PAC -Política Agrícola Común les suena conocido? Es un marco agrícola comunitario, vigente hace más de 50 años, antes incluso que la moneda común, para apoyar al sector agropecuario europeo. Tras la IIGM, Europa quedó devastada por la escasez de alimentos, los campos destruidos y los sistemas de distribución colapsados. La memoria del hambre los llevó a considerar el tema de la seguridad alimentaria como una suerte de derecho constitucional. Fruto de ello, ni la guerra de Ucrania o el COVID la han desestabilizado. Europa es autosuficiente gracias a esta cultura de fuerte protección agrícola consistente en subsidios, precios garantizados y aranceles altos para determinados productos y nadie la cuestiona
Estados Unidos es uno de los países que más protege su agro. Otorga millones de dólares en ayudas directas y seguros de cosechas. El Farm Bill existe desde 1930. Hoy la protección se ha hecho extensiva a otros sectores debido a la imposición de aranceles. La mayor potencia mundial también concede beneficios porque los necesita. El fundamentalismo económico generalmente está por encima de los intereses de los países.

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