¿Opciones? ¡Qué Dios nos ayude!
El objetivo de cualquier político no es obtener el poder sino mantenerlo (Antonio Gramsci – Cuadernos de la Cárcel). Dina dista mucho de ser una tirana clásica, al contrario, es muy poquita cosa. Pena que la primera presidente mujer del Perú haya entrado casi por la puerta falsa y tenga un nivel de popularidad del 7%, solo comparable con Toledo y muy por debajo de cualquier líder iberoamericano. Aun cuando las encuestas tengan poco rigor o transparencia, nadie la quiere, no hay como sacarla del hoyo. Dina ha tocado fondo, pero pienso que, increíblemente, llegará al 2026. No solo porque la ciudadanía quiere estabilidad política y rechaza que se recurra nuevamente a la desgastada figura de la vacancia, sino gracias a sus pactos perversos con el Congreso. Por ejemplo, a pesar del evidente daño, el Ejecutivo decidió no observar la ley que autoriza el séptimo retiro de las AFP, pasando por encima de la deslucida opinión de su ministro de Economía. Como bien dijo Julio Velarde en el 2017, el MEF ha perdido todo peso; 7 años mas tarde es clamorosa su fragilidad.
Rómulo Mucho está muy optimista respecto de su sector. Declaró recientemente que el proceso de transición energética requiere de cobre y otros metales claves como el litio, y que como el Perú puede ser una gran fuente de abastecimiento, es imperativo impulsar la industria minera en el país. Sin el ánimo de aguarle la fiesta, me permito recordarle que esa información la conocemos desde hace muchísimo tiempo. El consumo de cobre a nivel mundial se duplicará al 2050; tenemos el mercado asegurado con creces, ese no es el problema ni debe ser su foco de atención.
Su principal objetivo es colocar la cartera de US$60,000M y sabe lo que debe hacer, básicamente: (i) eliminar la consulta previa en la etapa de exploración; (ii) flexibilizar las exigencias del CIRA; (iii) ponerle un pare al MINAM, cuya “meticulosidad”, a veces es llevada al absurdo, (iv) cumplir con reducir los permisos en 30%, (v) generar predictibilidad en los plazos. Atrévase señor ministro, no piense en usted y su futuro político, apueste por el país o estos nuevos proyectos terminaran escritos en piedra, inamovibles y nuestra gran fuente de riqueza se quedará dónde está: enterrada.
Las exportaciones han cerrado el primer bimestre del año con un incremento del 9.1%, (en monto y no necesariamente en volumen). El precio del oro ha registrado máximos históricos, a pesar de la solidez de la economía americana; el cobre, otra de nuestras estrellas tradicionales cotiza a US$3.85 la onza, pero hay importantes analistas que lo ven a US$5.00 en el 2025. El precio del café solo aumenta desde setiembre del 2023, lo que ha beneficiado a todos los tipos de grano de Sudamérica y, el cacao ha duplicado su precio desde enero del 2024, por serios problemas en Costa de Marfil y Ghana, productores por excelencia. En pocas palabras, hemos crecido gracias a las condiciones del mercado internacional, por factores exógenos cuyo mérito no es atribuible a este gobierno ni a su gestión. No seamos triunfalistas, creció el ingreso, pero no necesariamente el volumen ni la productividad.
Además de que la agricultura es una actividad de riesgo cuya rentabilidad jamás se puede garantizar porque está muy expuesta a factores climáticos, uno de los gravísimos problemas que enfrentan los exportadores de café y cacao, por ejemplo, es la falta de vías de comunicación para sacar su producto con facilidad. El costo del flete para transportar el cacao desde Ucayali o el café desde San Martín es altísimo y nos quita competitividad. Se critica duramente el drawback, sin embargo, es la única forma de compensar los costos y penurias para colocar estos productos en el exterior. La tarea es inmensa, pero ni siquiera está en el radar de este mal llamado gobierno.
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