Olas que preocupan

Hasta que nos llegó la tercera ola, aceptada oficialmente por el gobierno. Se trata, desde luego, de la ola del covid-19, en su nueva variante. Según señalan los expertos, ésta sigue siendo igual de mortal como las dos anteriores, sólo que, a diferencia de las primeras, nos llega con una población mayormente vacunada (en un 80%, según el MINSA), lo cual nos permitirá enfrentar el riesgo en mejores condiciones preventivas. La ola que sí no baja y se mantiene, por el contrario, inmune, es la ola política que nace en las esferas del gobierno y mantiene a la población en la incertidumbre permanente de no saber qué ocurrirá con el destino del país ni hacia dónde nos está conduciendo el profesor Pedro Castillo. En cualquier caso, ambas olas son preocupantes.

Respecto al nuevo problema que significa el covid-19, en esta tercera ola, ya son 25 provincias las que han sido declaradas por el gobierno como de alto riesgo. Ellas son Ica, Pisco, Cusco, Cajamarca, Jaén, Piura, Sullana, Sechura, Talara, Trujillo, Pacasmayo, Chiclayo, Santa, Puno, Huara, Bagua, Chachapoyas, Tacna, Huánuco, Satipo, Ilo, Mariscal Nieto y Tumbes. El ministro de Salud, Hernando Cevallos, anunció medidas restrictivas en dichas localidades como una manera de enfrentar con mayor eficacia la pandemia ocasionada con esta nueva variante que ya se anunciaba desde algún tiempo atrás. Para empezar, el toque de queda, en esas provincias regirá de lunes a domingo desde las 23:00 hasta las 4:00 horas del día. Esta restricción debe revisarse, recuérdese que estamos saliendo de una situación económica y laboral asfixiante y si bien la medida tiene como finalidad evitar contagios, la realidad nos dice todo lo contrario, basta para ello ver las aglomeraciones diarias en los diferentes paraderos y vehículos de servicio público, agregado a ello que un toque de queda genera que los centros de trabajo cierran más temprano originando que el negocio y/o servicio que se ofrecen disminuya en su oferta y por ende habrá menos ingresos.

Por lo que se ve en los espacios de noticias de la televisión peruana, sin embargo, preocupa –hay que decirlo– la aparente escasez de pruebas antígenas y moleculares para descartar si la población está o no infectada con el virus. Las largas colas que se ven, desde tempranas horas, y los reclamos de quienes no alcanzaron a ser atendidos, arroja una mala señal de efectividad en situaciones dolorosas y de angustia para nuestra población. Los voceros oficiales han dicho, sin embargo, que el stock de dichas pruebas está asegurado con la cantidad suficiente y que no tendremos los problemas que, en el pasado reciente, tuvimos a nivel nacional.
Esperamos que la experiencia pasada haya servido de mucho para evitar el desabastecimiento de insumos, así como la improvisación, que contribuyeron a agravar aún más los problemas que tuvimos que enfrentar.

Además, hay que destacar lo anunciado por el ministro de salud: para esta tercera ola, su sector “adquirió 12 millones de metros cúbicos de oxígeno líquido y gaseoso, 64 plantas de oxígeno y 3 plantas criogénicas. También se adquirió 300 equipos de oxígeno terapia de alto flujo y 300 nuevas camas UCI para ampliar la oferta de servicios de salud durante la emergencia sanitaria por el covid-19, lo cual nos da un poco de tranquilidad.

Lo qué sí no da tranquilidad, es la crisis política permanente que se genera en las canteras de palacio de Gobierno. El presidente Castillo se mantiene hermético, no informa de sus actos de gobierno a la población, no cambia su actitud respecto a los medios de prensa, a los que debiera convocar para informar al país de lo que hace. La ex presidenta del TC, Marianella Ledesma, señaló, al término de su mandato, lo siguiente: “el secretismo es lo más trágico que puede existir en la gestión pública. Si uno está al servicio del pueblo, debemos gobernar mirándole la cara para que el ciudadano esté informado. Una ciudadanía expectante quiere saber lo que dice su presidente.

Hay que comunicar”. Cierto. Es preocupante que, en tan pocos de meses de gestión, el presidente haya acumulado muchas sospechas de corrupción, con investigaciones decididas a su entorno cercano, aun cuando la titular del Ministerio Público haya reservado la investigación al mandatario, para el término de su mandato. Lo más sano es que todo ello se transparente y se aclare dentro de la ley.

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