Nueva investigación
El presidente Pedro Castillo acumula una nueva investigación que la Fiscal de la Nación dispuso contra él. Se trata, esta vez, de un presunto delito contra la administración de justicia-encubrimiento personal, derivada de la reciente denuncia formulada, a través de todos los medios de información, por el ex ministro del Interior, Mariano González, y formalizada ante la fiscalía a la que acudió por invitación de la Fiscal de la Nación. El caso del mandatario resulta inédito en el país de llegar al año de gestión en el gobierno con una cantidad de investigaciones en curso, todas ellas vinculados a indicios de corrupción y mal uso del cargo que ostenta.
El ex titular del Interior ratificó su denuncia contra el mandatario por presunta obstrucción a la justicia, debido a que él había percibido una actitud muy extraña de parte del jefe de Estado al haber tomado decisiones muy rápidas en su sector, y desde el primer momento, para que la policía especializada vaya al encuentro de los prófugos del entorno presidencial y los atrape. Esta inusual diligencia del ministro, al parecer, no gustó para nada al inquilino de palacio, quien le reprochó estar tomando medidas sin su conocimiento.
Ya nada resulta extraño en el gobierno. Son tantos los estropicios cometidos por el mandatario, tantas las ineficientes decisiones del gobernante que sólo alimentan la incertidumbre de un país sin rumbo ni horizonte, que sólo nos toca cosechar lo sembrado por quienes creyeron que vendría una nueva esperanza con el hombre del sombrero en palacio de gobierno. Y nada de ello ocurrió. Todo lo contrario. Demasiada informalidad, improvisación en las decisiones de gobierno, irresponsabilidad en la gestión pública, actos de corrupción, cuyos indicios de verosimilitud crecen con los días, con un congreso que tampoco encuentra el rumbo y no toma decisiones constitucionalmente aceptables.
La Fiscalía de la Nación, encabezada por la doctora Patricia Benavides Vargas, investiga al presidente Castillo por presuntos actos de corrupción en las licitaciones de obras en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, por el presunto plagio de su tesis de maestría en la Universidad César Vallejo (UCV) y por el tráfico de influencias en el caso de presuntos ascensos irregulares de oficiales de la Policía y las Fuerzas Armadas, a lo que se suma la de obstrucción a la justicia, derivada de la reciente denuncia del ex ministro Mariano González.
“Yo no tengo hoy ninguna duda del compromiso que el señor tiene con la corrupción. Y no tengo ninguna duda de que esta salida abrupta tiene que ver con obstruir la administración de la justicia”, declaró González, al enterarse por tuit que había sido defenestrado del cargo por decisión del presidente.
Entretanto, el ex secretario de palacio, Bruno Pacheco, el sobrino del mandatario; el ex ministro de Transportes, Juan Silva; es decir, el entorno más íntimo de Pedro Castillo sigue sin ser ubicados, fugitivos de la justicia. Las sospechas se acumulan, las noticias surgen cada mañana, los testigos que se acogieron a la colaboración eficaz siguen brindando información a los fiscales que investigan los supuestos actos de corrupción en los que estaría envuelto el mandatario.
El exministro, González, había conformado un nuevo equipo especial de la policía para la búsqueda y captura de prófugos en el gobierno de Pedro Castillo, a solicitud de la fiscal superior coordinadora del equipo especial de fiscales Contra la Corrupción en el Poder, Marita Barreto. Esto no fue, al parecer, del agrado del mandatario. Y de un plumazo, lo sacó de escena. Acto seguido, soltó a los ministros que fungen de defensores del mandatario, para desacreditar al denunciante y presentarlo como un desleal.
Así las cosas, seguimos atravesando por el pantano de lo indeseable. El país necesita, a gritos, vivir en tranquilidad. ¿Será posible ello, en el corto plazo?
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.
