ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Nuestras cuitas y las del joven Werther

Imagen
Fecha Publicación: 23/03/2023 - 21:40
Escucha esta nota

Cuando estábamos en secundaria, el profesor de Literatura nos encargó que leyéramos una obra universal. Colocó en la pizarra varios títulos –la mayoría desconocidos por nosotros– y tuvimos que elegir uno. Todo era muy confuso, sobre todo, para quienes no le incitaron a la lectura en la escuela.

Por eso nos quedábamos viendo esos nombres parpadeantes en tiza que no terminábamos de comprender. En ese tiempo no teníamos celulares a la mano para poder googlear los títulos y poder respirar. Solo teníamos la intuición que, aunque a veces traicionaba, era la única arma para tomar decisiones muchas veces equivocadas.

“Cuitas” era una palabra desconocida, a pesar de que un adolescente seguramente se identificara con ella sin saberlo. Esa obra, Las cuitas del joven Werther, fue el libro que compré en un puesto escondido de jr. Quilca y fue el primero que leí con la devoción de un adolescente que se identifica con todo.

Cada una de las cartas que escribió Werther era una invitación a la reflexión sobre el amor y también se constituían en un tubo de escape y, por qué no, en un salvavidas para poder sobrellevar la tormenta. Entonces las novelas epistolares no eran muy populares entre los jóvenes, pero conocer a Goethe a través de esta obra resultó una de las mejores experiencias que alguien pudo tener en medio de una educación donde leíamos casi por obligación.

La genialidad de Goethe es impresionante: "La vida humana se reduce a un sueño, esto es lo que muchos han creído, y tal idea no deja de perseguirme. Cuando me detengo a pensar en los estrechos límites en que están circunscritas las facultades activas e intelectuales del hombre; cuando veo acabarse todos sus esfuerzos por satisfacer algunas necesidades que no tienen más intención que prolongar la desgraciada vida", señala Werther en la carta del 22 de mayo, y agrega, refiriéndose a los niños en comparación con las acciones de los adultos.

"Lo mismo que los pequeños, obramos sin intención; igual que los niños nos dejamos llevar por golosinas de diferentes tipos o por el castigo; esto es lo que nadie quiere creer, ni convenir en ello; y según yo es, sin embargo, una cosa evidente", indicó.

Un 23 de marzo de 1832 falleció Johan Wolfgang von Goethe en Alemania a causa de un infarto agudo de miocardio cuando tenía 82 años. Es importante recordarlo, no solo ahora, sino siempre. Esta obra es una gran oportunidad para ello.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookTwitterInstagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.