Nocturno a Chopin

La relación entre la poesía y la música ha sido motivo de muchos estudios. Eso no es ninguna novedad, incluso porque hasta los escritores más destacados se han ocupado de ello. Por ejemplo, Edgar Allan Poe, en Ensayos y críticas (1987), afirmaba que “es en la música quizá donde el alma alcanza casi más el gran fin por el cual lucha cuando la inspira el sentimiento poético: la creación de la belleza celestial”. Así, existe una relación muy estrecha: en ambos casos se utiliza la palabra como insumo principal del arte.

Henry Rivas Sucari es poeta y músico, como quien confirma la relación entre ambos. Estudió Literatura en San Marcos y es docente universitario. Acaba de publicar Nocturno a Chopin (Ediciones Altazor, 2022), que fue presentado recientemente en la Feria Internacional del Libro de Lima. Se trata de un texto que reúne 23 poemas y que incluye, además, uno que obtuvo un diploma como mención especial del Primer Premio de Poesía Katharsis 2008 en Málaga, España: “Hoy que es un día claro después de mil noches / Puedo jugar a la existencia / ¡Oh magnífica clarividencia de un cielo azul! / Y arcoíris casi rojos, casi amarillos y celestes, / ¡Estupendos colores entre montañas jubilosas / y magníficas! / ¿Cuánto ha pasado para ver la luz al final del viaje? […]” (Poema “Fuego”).

Además del poema premiado, en el libro destacan otros poemas como, por ejemplo, “Nocturno a Solange”, “Furia”, “Insomnio”, “Noche negra de la ópera”, “La guerra silenciosa” y, por supuesto, el que le da nombre al poemario “Nocturno a Chopin”: “Chopin a regresado entre las notas de los ángeles / Ha inundado de besos aforísticos un nocturno en do / menor / Se desmiembra entre el suburbio y la emanación lenta / Y los despidos de las fauces del dolor y la furia / El veneno en sus pulmones y la bolsa de arena en la / garganta […]”.

Con este libro, Henry Rivas demuestra que va por buen camino en la poesía. Maneja bien lo estético, los significados, el lenguaje. Eso es importante. Además, la música y la poesía aparecen de la mano y se conjugan. Como diría Edgar Allan Poe: “Yo definiría, en pocas palabras, la poesía como la creación rítmica de belleza. Su único árbitro es el gusto”.

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