No es torpeza, es estrategia
En redes sociales se ha podido leer de gente aparentemente culta: “ha pasado medio año y aún no han expropiado mi casa, sigue habiendo empresas privadas, el comunismo no existe”. Nadie tiene la obligación de saber de política, como tampoco de arquitectura, pero sería irresponsable opinar de ellas sin tener nociones básicas. La historia guarda en un lugar especial la memoria de aquellos personajes que auspiciaron o permitieron el progresivo avance totalitario de los bolcheviques desde 1917 y de los castristas desde 1959, solo por citar dos modelos emblemáticos de la ideología marxista leninista, coloquialmente denominada “comunismo”.
La NEP (Nueva Política Económica aprobada recién en marzo de 1921) supuso enfrentar los graves problemas económicos de la Unión Soviética imponiendo un modelo de propiedad mixta, respetando algunas reglas del mercado para atraer inversionistas particulares, aunque con altos impuestos. Dentro del gobierno, se la consideró como una política de transición hacia la total supresión de la propiedad privada, pero muchos ciudadanos notables prefirieron pensar positivamente y ver moderación donde solo había cálculo. Según la visión capitalista, la NEP fue un desastre en todos los sectores productivos, generó una hambruna colosal con millones de muertos, pero sirvió para la consolidación del liderazgo absoluto del partido comunista. A Cuba no le interesa generar empleo, no le preocupa la pobreza generalizada.
Así, como la democracia se nutre de una economía libre de propietarios y del anhelo de superación personal, el comunismo se alimenta de la imposibilidad de sobrevivir mediante el esfuerzo individual, por lo que le es indispensable destruir la economía del país para cambiar de sistema político. Necesita del hambre para producir grandes bolsones de fieles seguidores, dependientes del subsidio directo del omnipresente Estado; y del miedo, para normalizar la represión a cualquier forma de discrepancia u oposición. Por eso, no existe ningún caso donde un gobierno marxista leninista haya mejorado la calidad de vida de las personas que no son miembros del partido único o dominante, sencillamente porque no sería coherente con la necesidad de avanzar progresivamente hacia el control total de la sociedad.
Para iniciar el proceso, un gobierno comunista solo necesita neutralizar los sectores que producen ingresos a la economía del país, bajo la apariencia de torpes e inocentes intentos de perfeccionar lo existente, al tiempo que envilece paulatinamente los órganos electorales, la administración de justicia y las FF.AA. No necesita apropiarse de los bancos, cerrar clubes privados, ni expropiar inmuebles; cuando a la mayoría solo le importe comer a diario, esas medidas serán irrelevantes.
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