Moderno Prometeo
El documental “Social Dilemma” expone los daños que causan las redes sociales. Es un monstruo sobre el cual se ha perdido el control y que, según varios de los cocreadores del Frankeinstein, es ya más amenaza que aporte.
No vamos a reseñar el documental, cerciórese del número de horas que pasa atisbando sus redes y cuántas ha dispuesto al mes para la lectura de un libro. Chatear es más fácil que enfrentar el “cara a cara”. La autoestima se doblega si no hay likes en su último post o si alguien nos supera aún con sus sandeces. Los likes nos hacen segregar las mismas sustancias que segregamos cuando un tragamonedas nos premia. ¿Saben lo que es la ludopatía? ¿Ha oído del horror al vacío? ¿De la autoestima?
Una adicción se evalúa cuando nos quitan lo que la produce, vean sino el documental y sientan la angustia de un joven privado de sus redes, la misma que una familia cercana experimentó cuando se fue la luz. ¿Y ahora qué? ¿Conversar? ¿De qué? En algunas familias el celular se suma a la mesa como un tenedor y cualquier “aviso” nos hace dejar todo “para ver la novedad”.
Si sumamos a la adicción, la manipulación publicitaria y el estudio de nuestras tendencias personales, somos solo un objeto, pero nos importa poco ser objeto si nos gusta. ¿Y el reino de la posverdad? La red es un ágora donde todos somos expertos en todo y todos nos creen. Tantas son las voces, que la perplejidad nos lleva desde creerlo todo a no creer nada, lo que nos desintegra.
¿Qué es en lo primero que piensa al despertar? Si tiene un libro, el control remoto y el celular cerca, ¿hacia dónde van sus manos primero? No, no es un tema personal, lo dice el documental muy a su manera. ¿Ha sentido que si no estuviera en alguna red no existe?
En esa estamos y no hay salida… salvo que las redes cierren. Difícil cuando hay miles de millones de datos en cables y demasiado arraigo. Si un día se levanta y le avisan que no habrá más redes, algo en usted se moriría… salvo que le adviertan que los sistemas de chat en todas las plataformas se han averiado y quedarán a la vista pública. Mejor, descanse, bastante ya hay para asustarse en estos tiempos en los que la libertad y la privacidad valen lo que una manzana.