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Modalidad presencial canina

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Fecha Publicación: 18/05/2022 - 21:50
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Tras más de dos años de pandemia, miles de trabajadores canadienses han regresado a las oficinas y han llevado a sus mascotas de compañía. Las autoridades canadienses estiman que más de 200,000 personas han adoptado un perro o un gato desde el comienzo de la pandemia en 2020. Esto ha orientado a los empleadores del país norteamericano a permitir la presencia de animales en las oficinas.

Empresas nacionales como Tungsten Collaborative, especializada en ingeniería y diseño industrial, ha establecido una serie de reglas para quienes llevar a sus perros a la oficina. Sacarlos a pasear regularmente es una de estas normas.

Los caninos duermen debajo de los escritorios o en la sala de juntas, persiguen pelotas por un pasillo o mastican juguetes chirriantes. En la cocina de la oficina hay una fila de tazones con agua.

Según una encuesta realizada el mes pasado por la empresa PetSafe, dedicada al bienestar animal, el 51% de los trabajadores canadienses apoya la idea de que todas las empresas pasen a ser ‘pet friendly’. Además, el 32% de los encuestados admitió que, durante una búsqueda de empleo, priorizarían trabajar para una empresa que permita la presencia de animales en la oficina.

Por su parte, el 18% los encuestados en el rango de edad de 18 a 24 años, ha asegurado que cambiarían de trabajo si su empleador no les permitiese llevar a sus mascotas. Por ejemplo, Samson, un Yorkshire Terrier, juega con una pelota en la oficina en Ottawa de la constructora Chandos Bird, el 4 de mayo de 2022, pareciera uno de los perros más felices de estar en el centro de labores de su tutor; sin embargo, es difícil dilucidar quién es el más feliz, pues todos muestran rasgos cognitivos de tranquilidad, empatía con las otras mascotas y también con las personas que laboran en dichas oficinas.

Johan Van Hulle, de 29 años, se unió a Tungsten Collaborative el año pasado. Su política de perros, dijo, “fue parte clave de la decisión” de aceptar el trabajo. “Permitir perros es un buen indicador de la cultura de una empresa y del tipo de lugar de trabajo no demasiado corporativo” que le atrae.

“Si están solos en casa se meten en problemas”, ha dicho Emma Inns, empleada de la boutique de moda Adorit, sobre sus mascotas Rosie, Oscar y Camilla. “Todo el mundo sabe sus nombres. Algunas personas vienen solo para verlos, pero luego compran algo”.

Digna gestión para ejemplificar en el mundo, más aún en nuestro país donde cada día se incrementa con mayor veracidad la violencia y el maltrato animal, pues existe una ausencia de empatía extrema y un antropocentrismo que pareciera no desaparecer nunca.

FUENTE: EL PAÍS

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