Mientras Dina Boluarte termina su mandato…
No podemos conformarnos con sentirnos orgullosos de los grandes logros de nuestros surfistas y maratonistas, los reconocimientos a la exquisita comida peruana o emocionarnos porque el nuevo Papa es peruano. Es una burla aceptar que quienes desgobiernan nos refrieguen que el PBI está creciendo cuando vemos que la pobreza aumenta, que tenemos la moneda más estable de la región pero no llega al bolsillo de las grandes mayorías, que descubrieron reservas de gas, cobre o petróleo, pero nunca se explotan.
Nos debería indignar que prefirieron “invertir” doce mil millones de dólares en una inútil mega refinería de petróleo en vez de hacer algo por los que pierden la vida por no tener acceso a servicios de salud o viven sin electricidad, agua, desagüe o mueren en vida extorsionados por la delincuencia y el sicariato.
En siete meses tendremos nuevas elecciones y la gente hastiada está dispuesta a escuchar a quien mejor proponga un cambio radical para darle solución inmediata a los grandes problemas del Perú, y aquí es donde los partidos políticos de derecha y centro, si realmente están comprometidos por un Perú con futuro, tendrían que afinar también propuestas radicales concretas de cómo podrían gestionar y administrar mejor los recursos disponibles para evitar que esa indignación y hartazgo sea el caldo de cultivo para que una opción radical de izquierda gane las elecciones haciendo propuestas que nunca cumplirá, nos impongan una nueva Constitución para perennizarse en el poder y enriquecerse destruyendo el Perú.
La ilegalidad, informalidad y mediocridad gobiernan el Perú desde hace tres lustros con la complicidad, desidia e indiferencia de un sector de la clase política y de los “anti” que, votando siempre con el hígado, allanan el camino para ser gobernados por el comunismo que ha ganado posiciones en Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Brasil, Colombia y Chile.
Para revertir esta amenaza, los partidos de derecha deberían sumar esfuerzos para estructurar en conjunto una propuesta que comience por enfrentar con firmeza el crimen organizado, reorganice el sistema de justicia, encamine nuestra economía, reestructure los programas sociales, mejore los servicios de salud y educación como lo hizo antes Fujimori, a quien, hasta ahora, muchos con mezquindad aún no se lo quieren reconocer.
Si queremos un país con mejor educación, sin delincuencia ni corrupción, no podemos seguir aplicando la misma fórmula que no ha funcionado.
Los partidos de derecha debemos recuperar la confianza y darles esperanzas a los millones de peruanos que, viviendo en permanente zozobra, luchan por salir adelante. Por egoísmos y falta de desprendimiento, la derecha está dejando espacios para que el desaliento generalizado, ante tantas promesas incumplidas por la incapacidad de los últimos gobiernos, sea encandilado por el comunismo dispuesto a “cambiar” todo y pronto.
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