Mensaje juliano y algo más

En la víspera, más de uno adelantaba que el tradicional Mensaje presidencial de cada 28 de julio dirigido desde el Congreso, no excedería de las dos horas.

Craso error, no solo superó por 120 minutos al sermón de las tres horas, sino que en el afán de abarcar todo en cuanto a la exposición de la situación de la República y las medidas convenientes y necesarias para la gestión pública venidera, terminó apretando poco y dejando en el aire información indispensable.

Como suponemos que la soporífera perorata debió contar con la aprobación del variopinto Gabinete, no dudamos que cada Ministro metió la cuchara por su cartera con demasiado exceso, al punto que doña Dina, más parada que el atril, debió interrumpir la lectura para que un par de ellos le aclarara qué había puesto en su sector, además de para beber unos sorbos de agua a fin de que no se le secara la garganta.

En vista de los varios vacíos en la kilométrica lista de proyectos y ofrecimientos, preferimos referirnos a ello cuando se tengan mayores datos. Por ahora, baste decir que el agotador discurso, de haber tenido la sustancia y extensión correctas y no tanto texto menudo y repetitivo, le pudo servir a la jefa de Estado para ganar algunos puntos que tanta falta le hacen para llegar al 2026.

Vamos al flamante Presidente del Congreso que, a comparación de su inefable predecesor, sí destaca por su experiencia, cualidades y buenas maneras en la dirección parlamentaria, pero que viene cargado de cuestionamientos por presuntamente favorecer a la nefasta minería ilegal y hasta incurrir en actos de nepotismo dentro del Estado.

Por circunstancias pasadas, conocimos a Eduardo Salhuana durante el gobierno toledista y apreciamos sus desvelos por el desarrollo de Madre de Dios en la condición de su único congresista. Mucha agua ha corrido desde entonces y, desafortunadamente, dicha región que vuelve a representar ya no es la que visitamos brevemente y degustamos sus ricas castañas, sino una asolada por la minería ilegal o disfrazada de informal, probablemente solo superada por Pataz en La Libertad.

Ese mal criminal que se expande a la par que el narcotráfico en el país explicaría la preocupación de Eduardo Salhuana por diseñar una estrategia que coadyuve a la formalización minera a través de proyectos de ley de su autoría o de recibir a personajes vinculados o próximos a esta ilícita actividad. Sin embargo, visto lo visto y más allá de las buenas intenciones, este esfuerzo hasta hoy poco ha ayudado y hace más ruido que nueces (o castañas, como se quiera).

El Presidente del Poder Legislativo ha declarado que rechaza las imputaciones en su contra y que se abstendrá, desde su despacho, de presentar iniciativas legales en esta materia, sometiendo su gestión al escrutinio público. Lo conocimos hace años y le damos el beneficio de la duda. Confiamos en no equivocarnos. ¡AMÉN!

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