Más de lo mismo
Ya que parece que no hay otro mal menor que seguir soportando este régimen transitorio por lo que dure, por lo menos vale la pena continuar advirtiéndole que, además de la grave crisis interna que debe enfrentar y superar, prosigue y aumenta desde el extranjero la campaña de desprestigio y desestabilización en su contra promovida por los máximos corifeos del Socialismo del Siglo XXI latinoamericano (v.g. AMLO, Petro, binomio Evo-Arce, etc.) alimentada, a su vez, por compañeros de viaje y tontos útiles mediáticos instalados en la Unión Europea y, principalmente, en España.
Desde las páginas izquierdistas de la otrora Madre Patria se acaba de dar cobijo al enésimo abogado defensor del golpista y corrupto Castillo –esta vez un nefando letrado argentino- quien no sólo repite la falaz monserga de que el malhadado chotano que fungió de primer mandatario en estos lares no sólo fue vacado y es procesado inconstitucionalmente, sino que se recurrirá a cuanta instancia jurisdiccional internacional – y al mismísimo Papa Francisco si le da audiencia- para lograr su rehabilitación presidencial.
Insistimos e insistiremos en esta advertencia, porque la principal amenaza que enfrenta el Gobierno transitorio –además de su propia incapacidad para gestionar y asegurar adecuadamente la marcha del país- es esta conspiración desde el exterior y, principalmente, la utilización y/o instrumentalización del cuestionado Sistema Interamericano de Derechos Humanos de la OEA con el objetivo de alcanzar la restitución del impresentable Castillo y provocar el caos institucional en el Perú.
Hasta ahora –que se sepa- la sucesora en la cabeza del Ejecutivo no ha tomado la indispensable decisión de mandar a su casa a nuestra caviarona representante en la Comisión IDH y reemplazarla por un(a) candidato(a) que haga respetar en adelante la verdadera imagen y realidad que vive y sufre la República.
Si eso no lo hace perentoriamente y se agota el tiempo, doña Dina y su Gabinete no únicamente se expone a ser vilipendiada a nivel interamericano –allá por ellos-, sino que, debido a su pasividad o complicidad, no quedará otra a los ciudadanos demócratas de esta tierra que defender con las armas de la Ley de Leyes los derechos soberanos de la Nación que jamás aceptará responsabilidad alguna por haber puesto fin constitucionalmente al desgobierno castillejo y adláteres, el peor, sin duda, de nuestra bicentenaria historia republicana. ¡AMÉN!
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