Más allá del discurso: pasemos de las buenas intenciones a la acción
Cada 28 de julio, sin excepción, el presidente del Perú se presenta ante el Congreso de la República para rendir cuentas de su gestión. En esa ceremonia, tradicionalmente se destacan logros, se anuncian nuevas medidas y se renueva el compromiso con el desarrollo del país. No obstante, este acto también evidencia un desafío constante: transformar las promesas en acciones concretas y sostenibles.
Las buenas intenciones son importantes, pero no bastan. El país necesita resultados tangibles, y para lograrlos es fundamental construir una agenda clara, realista y con plazos definidos. Solo así será posible avanzar en la reducción de la pobreza, la generación de empleo formal y el cierre de brechas estructurales.
El reciente mensaje de la presidenta no fue la excepción. Destacó obras culminadas y en ejecución, reafirmó su respaldo a los pilares de la estabilidad, la democracia, la inclusión y la lucha contra la inseguridad. Y algo muy importante, destacó que el crecimiento económico del país debe estar basado en las exportaciones y en la inversión privada que las sustenta.
En ADEX compartimos plenamente esa visión. Las exportaciones son un eje clave del desarrollo nacional: generan empleo formal, dinamizan las economías regionales, aportan divisas y posicionan al Perú en el comercio internacional.
Por ello, durante años hemos presentado propuestas concretas a fin de potenciar este motor económico: reducir los costos logísticos, digitalizar procesos, mejorar la infraestructura, abrir nuevos mercados y fomentar la innovación. Esta agenda técnica y viable ha sido compartida con el Ejecutivo, con cuyos representantes mantenemos un diálogo abierto y permanente.
El Perú cuenta con los elementos necesarios para destacar, pero avanza con lentitud. Es momento de corregir eso. Proyectos como el puerto de Chancay representan una oportunidad histórica, pero con el objetivo de aprovecharla se requiere una red vial adecuada que lo conecte con los centros de producción de todo el país.
Lo mismo ocurre con los proyectos de irrigación. Aunque ampliarán la frontera agrícola, su impacto será limitado si no se complementan con vías de acceso que integren a los nuevos polos productivos.
En el 2024, Perú se consolidó como el primer exportador mundial de arándanos y uvas, el segundo de paltas y el quinto de mangos. Estos logros evidencian nuestras condiciones excepcionales en el objetivo de convertirnos en líderes mundiales en otros productos.
Pero alcanzar ese objetivo requiere fortalecer las capacidades de los productores, elevar la productividad, facilitar el acceso al financiamiento, garantizar la inocuidad, redoblar la promoción internacional, pero, sobre todo, debemos contar con una nueva Ley Agraria como la que se terminará de discutir en el Congreso en estos días.
El sector empresarial está dispuesto a contribuir y tiene todo el potencial para hacerlo. Lo que se necesita es preservar una alianza público-privada basada en la confianza, el respeto, la voluntad de construir soluciones en conjunto y la estabilidad. Desde ADEX seguiremos impulsando propuestas concretas para que el país aproveche al máximo sus ventajas. Solo así llevaremos más desarrollo y bienestar a más peruanos.
César Tello Ramírez (*)
*Presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX)
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