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¡Maestro! Solo Vizcarra supera a Vizcarra

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Fecha Publicación: 06/10/2020 - 21:00
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Nada logra sacarnos un parpadeo, ni siquiera el insuperable cinismo de Martín Vizcarra en televisión nacional. Pareciera que este 2020 determinó, finalmente, que perdiéramos la capacidad de sorprendernos. O quizás sea la persistencia de acontecimientos en superar el límite de lo asumible. Igual que los habitantes del Macondo de García Márquez que convivían con apariciones de fantasmas o con lluvias que duraban 4 años 11 meses y dos días, los peruanos de hoy asistimos, anestesiados, a un submundo de engaño y lo aceptamos, hay muy poca vergüenza, hay muy poca indignación.

No hay límites para Vizcarra. Negar que conociera que personas de su más cercano entorno iban a ser detenidas. Por favor, se buscaba montar un espectáculo utilizando un despliegue sin precedentes encabezado por la Diviac, la policía política que depende directamente del ministro del Interior. No nos sorprendería que la celeridad la hubiera impuesto el propio Vizcarra. Como bien dice Víctor Andrés García Belaunde, busca concluir todos los procesos que pudieran afectarlo antes del 28 de julio, con culpables distintos a él, en cárcel. En Moquegua solo le falta archivar uno último. Aterrado de la vacancia, no por cautelar la gobernabilidad del país, sino porque le aguaban los planes, quiere dejar todo en orden antes de irse, aunque hay algunos grandes que no podrá controlar. No es omnipotente, aunque se lo hayan hecho creer.

El estadista ve en las crisis una ocasión para aquilatar su vocación de servicio y unir al país en búsqueda de un objetivo en común; el oportunista aprovecha para conquistar nuevas cuotas de poder y debilitar a la oposición a costa del desconcierto general. Vizcarra es un caso sui generis: un gobernante sin partido, que se mueve con dificultad en las pantanosa política peruana, que no tiene planes sino guiones armados donde generalmente se victimiza, que no tiene ministros sino extras, que dice conocer al Perú mejor que cualquier otro gobernante, cuando siempre viaja acompañado de una inmensa e innecesaria seguridad y le enseñan lo que quieren que vea: es una simple caricatura de estadista.

A mas inri, tiene el penoso atrevimiento de referirse, sin ningún pudor, a los “medios afines” vale decir, aquellos que no sólo silencian toda crítica, sino que lo acompañan en la mentira; únicamente sabe gobernar con un aplastante dominio mediático, en desmedro de la veracidad y el derecho a la información. Habría que recordarle una frase reciente del historiador español Enrique Martínez Ruiz: “Una de las grandezas que tiene la democracia es que cabe todo tipo de pensamiento y una de las grandezas que tiene el género humano es que no todos pensamos igual.”

El tema político se ha vuelto tan desgastante que nadie quiere darse por enterado que estamos envueltos en una crisis económica cuyo alcance será largo en el tiempo y profundo en sus implicaciones sociales. La estrategia es cortoplacista, poner parches para salvar la situación del momento: reprogramación de deudas, bonos, inmensas transferencias presupuestales, liberar ahorros sociales, todos paliativos para una economía que sufre, necesarios pero que confunden. El único camino a una verdadera reactivación es la productividad y empleo formal.