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Los miserables

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Fecha Publicación: 12/11/2020 - 19:50
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Es, sin duda, una de las novelas más impactantes de todos los tiempos y la más representativa del siglo XIX. Los miserables de Víctor Hugo presenta uno de los retratos más crudos y estremecedores de la sociedad francesa de entonces, ambientada en la Rebelión de junio de 1832, un acto de insurrección republicana en París contra la monarquía. Dentro de todo, el autor discute y reflexiona sobre la relación entre el bien y el mal, la política, la ética y la justicia.

Hay un fragmento en la novela que es importante recordar en medio de tiempos convulsionados. El pasaje se centra en Jarvet, el inspector de policía que está obsesionado por encontrar al prófugo Jean Valjean, quien fue condenado a cinco años de prisión por robar un pan para alimentar a los hijos de su hermana. Cuando Jarvet lo ha capturado y Valjean es llevado a prisión, ambos cruzan miradas. Victor Hugo lo retrata muy bien.

“La probidad, la sinceridad, el candor, la convicción, la idea del deber son cosas que en caso de error pueden ser repugnantes; pero, aún repugnantes, son grandes; su majestad, propia de la conciencia humana, subsiste en el horror; son virtudes que tienen un vicio, el error. La despiadada y honrada dicha de un fanático en medio de la atrocidad conserva algún resplandor lúgubre, pero respetable. Es indudable que Javert, en su felicidad, era digno de lástima, como todo ignorante que triunfa” (Los miserables, primera parte, libro octavo, capítulo dos).

A pesar de ser publicada en 1862, la proyección y vigencia de una novela como Los miserables, la erige como una novela inmortal. Victor Hugo no vivió en estos países latinoamericanos ni hubiera imaginado escenarios convulsionados 158 años después. Los espacios cambian, sin duda, pero los sentimientos humanos permanecen y van más allá del tiempo y de la misma literatura.