Los hijos de los días
En el año 2012, el escritor uruguayo Eduardo Galeano presentó Los hijos de los días (Siglo XXI, 2012), un libro que, como el mismo confiesa, lo reescribió once veces hasta que lograra que cada palabra fuera mejor que el silencio. Se trata de un voluminoso texto donde realiza un recorrido, día tras día, de diferentes episodios y reflexiones, para concretar un total de 366 historias. La temática es variada en cada una de las piezas que lo compone. A lo sumo, podríamos advertir una especie de calendario o efemérides de acontecimientos que son parte de nuestra vida misma, sobre todo, de América Latina.
A propósito del 12 de octubre, día que comúnmente se celebra el Descubrimiento de América, Galeano tiene una mirada diferente. Como ya se ha mencionado, este libro hace un recorrido por cada uno de los días del año y, cuando llega al 12 de octubre, menciona lo siguiente: “En 1492, los nativos descubrieron que eran indios, descubrieron que vivían en América, descubrieron que estaban desnudos, descubrieron que existía el pecado, descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo, y que ese dios había inventado la culpa y lo vestido, y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja”.
La imagen que refleja el texto es tajante. Nos muestra ese lado oscuro de la historia, pues insiste que aquel “descubrimiento” no fue, precisamente, un hito para la humanidad que haya traído consecuencias positivas. Y es cierto. La historia cambia según la perspectiva, según el punto de vista donde nos ubiquemos. En este caso, Galeano decidió ubicarse en la otra orilla, en la posición de los indios, pues, como ha señalado el autor: “La verdadera realidad del opresor solo puede verse desde el oprimido”.
La obra de Eduardo Galeano es amplia y ha sido traducida a muchos idiomas. Entre sus principales textos destacan Las venas abiertas de América Latina (1971), Memoria de fuego (1982-1986), El libro de los abrazos (1989), Espejos (2008), entre otros. En general, podríamos decir que en su obra se encuentran muchos géneros a la vez: el ensayo, la narrativa, la crónica. Precisamente, en esta última, reflexiona sobre diversos acontecimientos sociales y, con ello, busca retomar el juicio sobre los problemas que nos aquejan. Sin duda, es un autor al que siempre es necesario retornar.
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