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Los enemigos del desarrollo

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Fecha Publicación: 25/08/2019 - 01:32
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La izquierda en su delirio considera que son ellos y nadie más que ellos los que rescatarán a nuestra economía de la parálisis en la que se encuentra y para ello plantean la receta trillada de aumentar la inversión pública nacional como principal medio para lograr un mayor crecimiento.

Suena bonito y quizá varios incautos deben creer que ello es cierto, empero, este planteamiento falaz soslaya adrede un pequeño detalle: la inversión pública a la que erigen como la panacea se financia con recursos que provienen de la recaudación derivada de la inversión privada. Vale decir, la solución que propone la izquierda depende de la existencia y fortalecimiento del modelo económico que tanto detestan y que se esmeran en petardear cada vez que pueden.

¡Sí, señores! El modelo de economía social de mercado que estos buscan erradicar de nuestra Constitución es la que facilita la inversión privada y esta a su vez es la que permite que se genere la riqueza que se necesita para que exista la inversión pública que la izquierda mendaz plantea como alternativa de desarrollo.

Claro, pero como no les basta con socavar al modelo económico que tanto bienestar ha generado en las últimas décadas, también se ha empecinado en satanizar empresarios, pues estos serían los cancerberos del modelo que genera “desigualdad y explotación”, según su discurso demagógico. Si eres empresario, ergo, eres enemigo del pueblo.

Solo en el mundo paralelo en el que residen los demogorgos izquierdistas, es concebible que se acose a quienes generan millones de empleos o se pretenda estigmatizar a los que pagan impuestos que sirven para ejecutar las obras que los más necesitados requieren con urgencia. Impuestos que además sirven para financiar las impúdicas y jugosas planillas de consultorías estatales que varios izquierdistas y caviares cobran mes a mes sin empacho alguno.

Si a la izquierda en realidad le importase el bienestar general, entonces, ellos hubieran sido los primeros en apuntalar la reforma laboral que se viene postergando por años, pues con esta se beneficiarían más de 12 millones de peruanos que hoy constituyen el 73 % de la PEA y que, sin embargo, no tienen un solo derecho laboral en contraposición al 27 % de la clase trabajadora que sí tiene todos los beneficios que la ley permite.

Más allá de los cantos de sirena, lo único que ha logrado la izquierda es que esa gran mayoría de peruanos y sus familias sigan en las mismas condiciones de precariedad laboral y vulnerabilidad. Y en el colmo de la desfachatez se autoproclaman los defensores ‘non plus ultra’ de los derechos humanos. ¡Jaaa!

Por eso: ¡Desarrollo sí! ¡Izquierda no!