Lima no es el Perú
Vaya verdad de Perogrullo, y creemos que si Abraham Valdelomar, tan grande vate y escritor como dandy por excelencia de la capital, viviese en estos turbulentos días difícilmente hubiese dicho su célebre frase que reducía el país a la metrópoli y ésta al bohemio Palais Concert del jirón de La Unión del que era famoso parroquiano. Muchos de los males endémicos que ahora trágicamente golpean al Perú nacen de esa visión y realidad centralista que no ha podido ser erradicada por un proceso de regionalización tan absurdo e iluso como la imagen idílica pronunciada por el iqueño Valdelomar.
Alguien podrá decir que esto ya se sabe y de qué sirve para intentar apagar el incendio político-social que recorre buena parte del Perú. Pues sirve para demostrar y corregir un terrible contraste. Mientras en la capital el fracaso la semana pasada de la llamada “Toma de Lima”, azuzada por los hijos e hijastros del senderismo terrorista y la subversión antidemocrática de todo pelaje, se debió al eficaz accionar de las Fuerzas del Orden precisamente porque aquí se concentra el mayor poder de policía; en cambio, en las ciudades y centros poblados de la República hemos visto cómo los valerosos miembros de la PNP vienen enfrentando y padeciendo en condiciones de inferioridad esa misma violencia tumultuaria y delincuencial. Esta diferencia, también, es fruto del nefasto centralismo capitalino que debe rectificarse urgentemente como tantas cosas más para acabar con la asonada y procurar retomar el diálogo político y ciudadano.
Consideramos que el estado de emergencia declarado debiera ser suficiente para restaurar el orden interno si el Gobierno de turno RESPALDA DECIDIDAMENTE y por igual la acción policial en el territorio nacional y, de ser necesario, encarga el control de la represión legal a la valiente FFAA en aquellas zonas que resulte indispensable para la seguridad de la República. Por supuesto, que el Perú es mucho más grande que Lima y en estas horas críticas con mayor razón. ¡AMÉN!