Líderes nativos asesinados
Hace exactamente siete días, el líder asháninka, Santiago Contoricón Antúnez, fue asesinado en el interior de su propia vivienda, en la comunidad de Puerto Ocopa, distrito de Tambo, en el Vraem. El hecho conmocionó a la opinión pública nacional e internacional, debido a que la víctima era un reconocido líder nativo, luchador histórico por el derecho de las comunidades que habitan a lo largo del valle y por su activo enfrentamiento contra las bandas del narcotráfico y remanentes del grupo terrorista Sendero Luminoso, que operan por la zona.
La muerte de este dirigente provocó la reacción de autoridades y asociaciones defensoras del medio ambiente y de los pueblos originarios del Perú y del mundo. Las redes sociales se mantuvieron activas para expresar las condolencias y exigir, al mismo tiempo, la más prolija investigación y sanción a los asesinos del dirigente. La Municipalidad distrital de Río Tambo fue la primera en confirmar el hecho y extender sus condolencias a los familiares. “Lamentamos mucho la pérdida de quien en vida fue nuestro hermano amigo, líder Asháninka, Santiago Contoricon Antúnez”, expresó en su red.
A su vez, la Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú (CONAP) lamentó la muerte del líder asháninka y exigió a las autoridades justicia para el líder. “Condenamos este acto cruel y exigimos a los poderes del estado que se investiguen las causas, se identifiquen a los autores del asesinato del hermano y líder asháninka y que no se quede en comisiones o palabras, sino que se haga justicia con celeridad”, señaló la institución en su pronunciamiento.
"Insto a las autoridades locales a vigilar por la seguridad de nuestros hermanos indígenas y esclarecer los hechos", señaló, a su vez, la congresista Silva Robles, en su cuenta de Twitter. Lo propio hizo el ministerio de Cultura. "A través de nuestros gestores interculturales acompañaremos a la familia para brindarles el apoyo necesario a fin de que las coordinaciones con las entidades correspondientes cuenten con pertinencia cultural y lingüística, es decir, respetando sus costumbres y lengua materna", señaló.
Este crimen puso al descubierto, una vez más, el abandono en que se encuentran las comunidades que habitan en el Vraem y el desamparo al que se hallan expuestas frente a las amenazas de narcotraficantes y remanentes del terrorismo. Es un problema de larga data y que los sucesivos gobiernos no han podido encarar con firmeza ni transparencia en su lucha contra el narcotráfico. Se sabe que, aproximadamente, la mitad de la cocaína que se produce en el país, y que es considerado como el segundo productor mundial, después de Colombia, sale de esa extensa región de nuestra selva peruana. Esta muerte no puede quedar impune. Contoricón fue un líder con historia.
Lo atestiguan, no sólo la prensa nacional, sino la propia Comisión de la Verdad que dio cuenta que él fue el líder asháninka que lideró la lucha y la resistencia contra la insania del grupo terrorista Sendero Luminoso, durante las décadas de los 80 y 90. Su nombre está asociado a esas luchas contra el terrorismo de nefasta recordación.
Frente al narcotráfico y remanentes del terrorismo, hay quienes se enfrentaron a ellos y pagaron con sus vidas este acto de coraje, hay que recordarlo. Según una información de la ONG Global Witness, desde el 2002, más o menos 60 líderes indígenas y defensores del medio ambiente fueron asesinados, sin que el Estado los pudiera evitar.
Según el diario El País de España, los últimos asesinatos fueron las de Ulises Rumiche, profesor bilingüe, asesinado en el distrito de Pangoa, en Junín; Erasmo García Grau, de la etnia Cacataibo, asesinado en Ucayali; Arbildo Meléndez, hallado con un impacto de bala, en Huánuco. Nuestros hermanos nativos no pueden estar desamparados, las autoridades deben tomar realmente cartas en el asunto.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.